FAROS-19

GNU/Linux ha sido, es y será un sistema minoritario.

Nunca me ha gustado dar falsas esperanzas a la gente, prometiendo que el uso de GNU/Linux es muy sencillo y que le espera un gran futuro en el escritorio, con miles de millones de usuarios. Nunca será el año del escritorio del año, ni tiene por qué serlo. Y tampoco es probable que lo usen miles de millones de personas como sistema operativo principal.

Las causas de esto son numerosas, no es una sola. Pero la principal es la falta de compatibilidad de muchos componentes de hardware. Faltan controladores, y muchos de los que existen son escritos con tecnología inversa porque las empresas de esos dispositivos no quieren crear drivers, o los que crean son de carácter restrictivo contra el usuario, malware.

A esto se le añaden más problemas. Digo problemas porque desde fuera es visto así, no desde dentro. Mucha gente se confunde al ver tantos “Linux” y no saben declinarse por una u otra distribución.

Otro problema añadido es la mala fama de que GNU/Linux es un sistema operativo difícil de gestionar, y no, no podemos decir que eso sea totalmente falso, porque por diseño, tarde o temprano tendrás que usar una terminal. Vale, en muy contados casos esto no es así, pero si el usuario es un poco exigente y no se contenta con lo que tiene o busca un programa que no viene en los repositorios, tendrá que compilar, o recibir fallos en la compilación. Esto es un poco desalentador pero es una verdad ineludible. Un punto más para no ser el sistema más usado.

Al principio de los tiempos en los que salieron los primeros sistemas GNU/Linux, los usuarios eran movidos por un sentimiento de libertad, de que una empresa que producía hardware no impidiese el uso y el desarrollo de esos usuarios. Fue Richard Stallman quien dio el paso en 1983 para acabar con las patentes de software porque entendió que son una enorme piedra de tropiezo para el desarrollo de las tecnologías, y fomentaban el elitismo.

Más de 30 años después, el software libre se extendió y hoy día es una gran competencia al privativo, pero son enemigos por definición. Mientras el privativo priva de la libertad de poder estudiar el código, el libre da la libertad para estudiarlo. Por lo tanto, son cosas en extremo, es confianza contra desconfianza, libertad contra esclavitud.

El problema es que mucha gente no entiende esto y consideran a GNU/Linux como otro “Windows” que funciona de otra manera. A esa gente no le interesa el por qué existe GNU/Linux, su historia y por qué fue creado. Simplemente es un sistema que asumen que no disfrutan de los juegos que tenían en el “otro Windows” o que no trae Photoshop.

Para cambiarse de Windows a GNU/Linux pueden existir muchos motivos. Unos lo hacen porque están hartos de virus, o porque se les rompe el sistema cuando Microsoft actualiza. A este tipo de usuarios se les conoce como “pragmáticos” y suelen llevarse por la indisciplina: No les importa la filosofía ni la historia del sistema operativo. Sólo esperan que funcione.

También existen usuarios que quieren dejar Windows porque han decidido usar el software libre, al advertir que con el privativo es espiado y no se fia del código que no puede ver, o bien haya conocido bien y realmente a Microsoft tras un I Love Linux que es más falso que un euro de chocolate. Son usuarios éticos porque defienden una serie de exigencias lógicas de transparencia y privacidad. Aunque un usuario puede ser ético y pragmático a la vez, no es muy común.

Quien cree en el software libre y su ética de transparencia y privacidad, no es amigo del software privativo y no usará ese tipo de programas cerrados por considerarlos anti-éticos (anti transparentes, anti privacidad). Los usuarios pragmáticos usarán navegadores privativos, programas de ofimática cerrados. Unos instalarán por necesidad los drivers gráficos privativos porque sin ellos no pueden hacer arrancar el escritorio y otros lo harán por gusto. El ético elegirá los drivers libres, y dado el caso, comprará una placa gráfica que sea compatible con esos controladores libres.

El caso es que al usuario pragmático, el software libre no suele interesarle, y en el fondo está usando GNU/Linux a la vez que lo critica. Alguno va más allá y exige que los desarrolladores creen programas de Windows para poder usarlos en GNU/Linux. Su base es que el PC es una herramienta y ya. Y ciertamente es una herramienta, pero el ya no basta.

Verán, hay que tener una disciplina en todo. En ausencia de la disciplina toma el poder el caos. Si un sistema operativo es de software libre, lo lógico, lo normal, lo ético es que siga siendo software libre. De lo contrario, ¿qué haces usando un sistema operativo libre?

Una persona es libre para instalar lo que le plazca en su máquina, que para eso es suya. Este punto, salvando un Mac, es indiscutible. Pero es poco comprensible cómo un usuario que deja Windows y entra en GNU/Linux se rodea de lo mismo que tenía antes de abandonarlo. Bueno, es comprensible si es pragmático y no le importe la ética del software libre. Al igual que es poco comprensible que los desarrolladores de distros se echen a sus pies y les satisfagan sus apetencias aún yendo contra esa ética con la que nació el software libre.

Pienso que el usuario debería de conocer GNU/Linux con varias cosas en mente. Lo primero es que es software libre y el software privativo es la razón por la cual existe GNU/Linux. Que GNU/Linux y el software libre en general representan la liberación del código en pos de que éste sirva al usuario y no alrevés. Que la gente entienda que no debemos de crecer sólo cuantitativamente sino cualitativamente*1, porque fijarse en un detalle: Los que proclaman que introduciendo códecs privativos, drivers de NVIDIA, suites de oficina privativas dicen que se hace para que la gente de el salto y una vez dentro hay que educarlos para que usen el software libre. Eso es un tremendo fail, una absurda necedad. Si a un ex-usuario de Windows le pones lo que tenía en Windows seguirá usando lo que usaba. Usará GNU/Linux para seguir trabajando con el malware. Esa no es la idea ética.

Una respuesta que suele dar el pragmático es que la que manda es su libertad, y que es libre de usar lo que quiera. Esto es una forma de manipular el tema pues no se pone en cuestión la libertad del usuario de usar lo que desee. Lo que se recomienda, no a ellos, porque son pragmáticos, es a los éticos de que al menos ellos sean coherentes con la idea del software libre y la transparencia, que no caigan ante el pragmatismo porque por ellos, cualquier batalla contra el Gran Hermano está perdida y no hacen nada contra los ataques a la privacidad. Se crítico.

Lo que le interesa al software libre es que se use éste y no el privativo. Y lo que nos interesa del software libre es que se vaya implementando para hacer desaparecer el malware.

Para terminar, este texto no es para criticar que existan mucha gente que sólo quiere GNU/Linux para usar software privativo. Los que están, ya están. Es para dejar claro a los que piensen en venir, que les espera un mundo libre, sin ataduras a Microsoft o Apple, pero que hay que ser paciente, porque que el resultado es dominar a la máquina y no que la máquina te domine a ti. Eso es lo que pretenden el software y los sistemas privativos. Que vengan, pero hay que ser también consecuentes.

Por favor, no destruyas la lucha de 30 años de conquistas con malware. El software: Libre siempre.

*1 Cualitativamente es que vengan usuarios dispuestos aceptar la filosofía libre. Sin ella, desaparece el software libre.

 

Fuente: maslinux

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