wine

Fiel a su cita de inicios de cada año llega Wine 8.0, una nueva versión mayor y estable de la herramienta por antonomasia para ejecutar aplicaciones de Windows en Linux o, dicho, con propiedad, la capa de compatibilidad que reimplementa las API de Windows mediante ingeniería inversa, permitiendo ejecutar aplicaciones de Windows en sistemas de tipo Unix.

No vale la pena darle más vueltas, que a estas alturas de la vida ya sabemos todos que Wine Is Not an Emulator y para lo que sirve. Entre otras cosas, es gracias a Wine que existen desarrollos como Steam Play/Proton que tantas alegrías están dando a los jugones de Linux, u otros más ambiciosos si cabe, pero de avance más lento, como ReactOS, el clon libre de Windows.

Wine 8.0, pues, es un lanzamiento que llega bien nutrido de novedades, incluyendo la consecución de la migración hacia el formato PE (Portable Executable) de Microsoft, en el que ahora se compilan todos los módulos de Wine. Un hito importante en el camino del soporte de diversas características, como la protección contra copia, las aplicaciones de 32 bits en hosts de 64 bits, los depuradores de Windows o las aplicaciones x86 en ARM, etc», indican los desarrolladores.

El uso del formato PE para los ejecutables de Wine lleva años en desarrollo, pero es ahora cuando se completa casi en su totalidad -de las excepciones, algunas son necesarias por la naturaleza de ls componentes y otras otras dependencias que desaparecerán paulatinamente- y ayudará a mejorar el rendimiento, especialmente al utilizar bibliotecas OpenGL y Vulkan. El soporte de ELF se mantiene, pero con poco futuro salvo el de asegurar cierta compatibilidad.

Parte de esa actualización, de la modernización que trae consigo la adopción completa de PE es la implementación de WOW64 (Windows-on-Windows 64-bit), la capa de compatibilidad del propio Windows para ejecutar aplicaciones de 32-bit en sistemas de 64-bit, y que a su vez permitirá ejecutar aplicaciones de Windows de 32-bit en Linux, sin la necesidad de utilizar bibliotecas de 32-bit de Linux (quien dice Linux, dice Unix).

Cuando esta característica esté madura, se podrá eliminar en parte la dependencia del soporte de 32-bit que todavía arrastran muchas aplicaciones y juegos de todo tipo. El origen de polémicas como esta, vaya, aunque cabe incidir en que el soporte de 32-bit en Linux va más allá de facilitar la compatibilidad con lo que viene de Windows.

Con todo, falta aún para que el soporte de WOW64 esté listo para producción y por el momento se trata de una característica experimental, para la que hay que compilar con opciones de configuración específicas. Cuando lo esté, no obstante, se facilitará la ejecución de aplicaciones, debido a la reducción de requisitos y al nuevo método que plantea esta función. Básicamente, el mismo que hay en Windows: «donde el código de 32-bit se ejecuta en un proceso de 64-bit».

Estos dos son los avances técnicos más excitantes de Wine 8, pero son otras muchas novedades las que presenta el proyecto, incluyendo mejoras en la gestión de gráficos, en el soporte de Direct3D, de los diferentes formatos, codificadores y decodificadores de audio y vídeo, del soporte de dispositivos de entrada, la localización del software, la calidad de los temas visuales, el texto y las fuentes tipográficas utilizadas, la integración con el kernel, las conexiones de red, las herramientas e infraestructura de compilación y mucho más.

Así a vuelapluma, tres cambios que merece la pena destacar son los del nuevo tema «claro», habilitado por defecto y que moderniza el tradicional aspecto de Wine, tal y como ducede con el rediseño del panel de configuración de mandos de juegos, o la mejora del soporte de la codificación en entornos UTF-8 y UTF-16, no extentos de generar problemas cuando uno menos se lo espera. Estos y otros muchos cambios son los que incluye Wine 8.

Para más datos, consulta las notas de lanzamiento de Wine 8.

 

Fuente: muylinux

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