Habían empezado bien las cosas para Ubuntu en su vuelta a GNOME. Un Mark Shuttleworth más humilde que nunca, reconocía que las cosas no le habían salido bien y mientras afirmaba mantener su compromiso con el escritorio (con un perfil más bajo, eso si), enfocaba el negocio de Canonical hacía el internet de las cosas y la nube.

La armonía no ha durado demasiado. Los que seguís su cuenta de Google + o las páginas de otros colegas, habréis visto sus declaraciones del pasado fin de semana, a propósito del odio de una parte importante de la comunidad hacia Mir y los proyectos predominantes en general. Un pequeño extracto:

The whole Mir hate-fest boggled my mind – it’s free software that does something invisible really well. It became a political topic as irrational as climate change or gun control, where being on one side or the other was a sign of tribal allegiance. We have a problem in the community when people choose to hate free software instead of loving that someone cares enough to take their life’s work and make it freely available.

I came to be disgusted with the hate on Mir. Really, it changed my opinion of the free software community.

I used to think that it was a privilege to serve people who also loved the idea of service, but now I think many members of the free software community are just deeply anti-social types who love to hate on whatever is mainstream.

Hablando de sus intentos de convergencia en GNOME y KDE, tampoco pudo evitar “hacer amigos” con estos últimos, recordando viejas peleas y lideratos:

In the KDE case, it was more about the personality of the leader at the time, who I think felt threatened and insecure.

Hacia la irrelevancia en el escritorio

En otros tiempos este tipo de declaraciones (del viernes pasado ya, si mal no recuerdo), estarían abriendo titulares sensacionalistas en múltiples blogs, el amigo Yoyo me estaría diciendo en Twitter “las horas que son y el replicante todavía no ha hablado de…” y yo estaría juntando unas cuantas letras para escribir algo antes de irme a la playa.

Incluso a la noticia de que Unity 7 estará disponible en los repositorios en futuras versiones, se le daría más bola.

Nada de eso ha pasado. Quizás sea el signo de un nuevo tiempo, un anticipo de la perdida de relevancia de Ubuntu en el escritorio. No inmediatamente a nivel de usuarios, pero si en su capacidad de marcar tendencias en GNU/Linux.

Ubuntu tiene un problema a la hora de relacionarse con la comunidad

Bueno según el amigo Mark es al revés… Pero analizándolo fríamente, no parece la mejor de las políticas que el líder de la distribución más usada en Linux, entre en este tipo de debates. Especialmente en un momento en el que va a depender más que nunca de otros proyectos y te están dando la bienvenida a colaborar. Dan ganas de decir eso de “Canonical, no te rayes tía, no te merecen, pasa de ellos…”, para evitar que siga haciéndose daño.

No voy a entrar en la historia de Mir (que por cierto empezó con un ataque muy directo e innecesario a Wayland, otro de esos momentos gloriosos de Shuttleworth) , sino considerar cual puede ser la raíz del problema.

Mientras todas las compañías (Red Hat la primera) intenta imponer su visión del escritorio Linux, Ubuntu es la única que ha optado además por ser muy distinta al resto, no seguir el rumbo de otros, algo que notamos en múltiples aspectos: desde las licencias con su famosa CLA, hasta cosas muchas más triviales como la disposición de los botones en las ventanas.

Esto trae un problema. Cuando tu creas algo que solo sirve para ti o es complicado de trasladar a otra distro (Unity sin ir más lejos), no puedes pretender que toda la comunidad upstream esté a tu servicio, dándote soporte. Especialmente si ya existen proyectos similares en los que están trabajando y supone duplicar esfuerzos. Ya no hablemos si alguno de sus integrantes ha sido atacado con anterioridad.

GNOME y Snappy: ¿próximo frente de batalla?

Y esto nos lleva a los paquetes autocontenidos. No voy a entrar en si son mejores las Snaps o las Flatpaks. Y en esta ocasión –por la antigüedad del proyecto– el síndrome del NIH (not invented here) no es de aplicación a Canonical, más bien lo contrario. Pero tengo la impresión de que el próximo campo de batalla está ahí.

De las declaraciones de Mark Shuttleworth se deduce que aunque valora enormemente su potencial en el internet de las cosas, no renuncia a que los paquetes snaps se convierten en decisivos también en el escritorio, a la hora de distribuir software.

Tengo la impresión de que esto acabará chocando con GNOME, demasiado involucrado ya en la Flatpaks. Por ahora GNOME Software da soporte a ambos tipos de paquetes, pero como en todo desarrollo llegará un momento en que tendrá que priorizar. Ese día seguro que volveremos a saber del amigo Mark.

Como decían en La Bola de Cristal “con amigos todo es más fácil” y eso es algo que Canonical no ha sabido cultivar.

Y a pesar de las buenas intenciones de muchos, es cierto que la comunidad de Linux es un sitio con sus rencores y manías (como cualquier otra). Merecida o no, tengo la impresión de que la vendetta está preparada.

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Imagen: Nik MacMillan (CC0 1.0)

Fuente: lamiradadelreplicante

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