La seguridad de endpoints suele ser subestimada, pese a que representa uno de los vectores de ataque más frecuentes y caros.
Cuando miles de equipos —laptops, cajas registradoras, terminales industriales o dispositivos embebidos— fallan simultáneamente, la operación completa de una empresa puede paralizarse, aunque su nube o sus centros de datos sigan intactos.
Los endpoints: el punto ciego más costoso de la ciberseguridad moderna
Los ataques recientes a Co-op Group, Marks & Spencer y Jaguar Land Rover ocasionaron pérdidas y disrupciones superiores a 2.2 mil millones de libras, y aunque se señaló la tercerización de servicios a TCS (Tata Consultancy Services), casi nadie mencionó un problema aún más crítico: la ausencia de una estrategia sólida de protección y recuperación de endpoints.
Cuando el endpoint cae, todo lo demás deja de importar
La mayoría de las estrategias de ciberseguridad priorizan:
- protección de datos,
- monitoreo de red,
- gestión de la nube,
- parches e infraestructura.
Pero ¿qué ocurre cuando los endpoints dejan de funcionar?
Cada capa superior depende de que el dispositivo del usuario siga operativo.
Sin endpoints:
- los empleados no pueden trabajar,
- los clientes no pueden ser atendidos,
- los procesos se detienen,
- la cadena de valor se congela.
La recuperación ignorada: empresas sin plan para sus propios dispositivos
James Millington, vicepresidente de producto y soluciones en IGEL, explica que este es el “vacío estratégico” más común.
Durante el evento Now and Next en Frankfurt relató:
“Las empresas pueden describir con detalle su plan de recuperación para el centro de datos… pero cuando preguntas por los endpoints, la respuesta suele ser: ‘tenemos algunas laptops guardadas en un armario’.”
Un cliente mencionó tener 20 equipos de respaldo para 5,000 empleados. Su “plan B” era enviar a alguien a comprar laptops en cualquier tienda disponible.
La realidad es que:
- reconstruir un solo equipo toma hasta 2.5 horas,
- reconstruir miles puede tardar semanas o meses,
- durante ese tiempo, la empresa se detiene.
“Todos creen que otro departamento se encarga del endpoint”
Millington comenta:
“Cuando mostramos los datos a analistas, la respuesta es siempre la misma: no existe nada comparable en el mercado”.
La desconexión entre seguridad, infraestructura y continuidad es profunda. Nadie asume responsabilidad total por el endpoint… hasta que colapsa.
IGEL y un nuevo enfoque: convertir el endpoint en un activo recuperable
La plataforma BCDR (Business Continuity & Disaster Recovery) de IGEL fue creada para afrontar este vacío.
La innovación clave es Dual Boot, explica Millington:
“Permite instalar IGEL OS junto a Windows. Si Windows es atacado por ransomware o falla, el usuario reinicia en IGEL OS y continúa trabajando.”
Esto permite que:
- Office 365,
- Teams,
- y aplicaciones críticas
funcionen en minutos, mientras TI investiga el incidente.
Es una reinvención del paradigma:
el endpoint deja de ser el eslabón más débil y se convierte en la ruta más rápida hacia la recuperación.
El sector salud: cero tolerancia al fallo
Jason Mafera, CTO de Salud en IGEL, recuerda que ningún sector sufre tanto la caída de endpoints como la atención médica.
“Si un médico pierde acceso a su estación de trabajo, la seguridad del paciente está en riesgo inmediato. El downtime simplemente no es aceptable.”
A pesar de sistemas robustos de respaldo en bases de datos y redes, el endpoint sigue siendo la mayor vulnerabilidad.
Los hospitales y clínicas tienen más dispositivos que personal clínico. Cuando fallan, ni el mejor backup del mundo consigue restablecer la operación.
No solo hospitales: todos dependen del último dispositivo
Mafera lo resume claramente:
- supermercados → cajas y escáneres,
- fábricas → consolas de control,
- banca → laptops seguras de cumplimiento.
Si los endpoints caen, la operación se detiene aunque los servidores permanezcan intactos.
Costos reales: reconstruir es más caro que prevenir
Un ataque típico:
- un phishing compromete varios dispositivos,
- el malware se mueve lateralmente,
- cifra archivos y apaga sistemas,
- TI restaura la infraestructura,
- TI tarda semanas en reinstalar miles de endpoints.
El estudio “Unlocking Endpoint ROI”, presentado en Frankfurt por el CEO Klaus Oestermann, analizó 140 organizaciones.
Las conclusiones son contundentes:
✔ reducción del 62% en los costos de TI,
✔ ahorros anuales superiores a 900,000 dólares,
✔ mayor resiliencia,
✔ mejor experiencia del usuario.
El endpoint deja de ser un gasto… y se convierte en una fuente de valor.
El error histórico: reaccionar en vez de prevenir
Oestermann afirma:
“El modelo tradicional es: monitorear, detectar, mitigar, remediar.
Pero deberíamos enfocarnos en prevenir antes que reaccionar.”
El marco de seguridad preventiva de IGEL quiere evitar que los ataques comiencen y restaurar dispositivos al instante si algo ocurre.
Cómo funciona la prevención en IGEL
Mafera explica que la arquitectura de prevención consta de tres capas:
1. IGEL OS
Elimina la mayoría de vulnerabilidades típicas de Windows.
2. Dual Boot
Si Windows falla, IGEL OS mantiene operativa la estación.
3. USB de recuperación
Restaura un dispositivo incluso si el disco está dañado.
El endpoint se convierte en un activo estratégico, capaz de autosanarse.
Endpoint resiliente: la clave del futuro
Millington lo resume así:
“Durante años, asegurar el endpoint se veía como un gasto.
¿Y si en realidad es la forma más rápida de financiar innovación?”
Ahorrar tiempo, simplificar la gestión y recuperar dispositivos en minutos crea presupuesto disponible para proyectos de mayor valor.
La resiliencia requiere coordinación entre:
- seguridad,
- infraestructura,
- operaciones.
Como dice Mafera:
“El endpoint es la última milla de continuidad.”
Un nuevo paradigma: el endpoint como ventaja, no como debilidad
Oestermann concluye:
“Estamos entrando en una era donde el endpoint es una fortaleza, no un riesgo.”
La verdadera pregunta no es si llegará un nuevo ataque.
La pregunta es:
¿Podrán los endpoints recuperarse solos antes de que el negocio se detenga?
Fuente: somoslibres

