Engranajes-Kernel-Linux

Siempre recomendamos actualizar Windows, Linux y los programas a las últimas versiones disponibles. Gracias a ellas podremos corregir errores, mejorar el rendimiento y la funcionalidad general del PC y poder hacer uso de él de la forma más segura posible. Sin embargo, hay ocasiones en las que, nada más actualizar el Kernel, o cualquier componente del sistema, aparecen problemas. Y, cuando ocurre esto, ¿qué es lo que podemos hacer?

Lo primero que queremos dejar claro es que, siempre que podamos, es mejor usar la última versión del Kernel Linux. El por qué es muy sencillo. Igual que otros sistemas operativos, u otros programas, cuando el núcleo se actualiza se corrigen fallos y problemas, tanto de funcionamiento como de seguridad, que nos permiten que el ordenador funcione de la mejor manera posible y, sobre todo, lo más seguro posible.

Por lo tanto, solo os recomendamos hacer uso de estos trucos cuando, tras instalar una actualización, tengamos problemas. De lo contrario, mejor usar el último Kernel disponible.

Kernel Linux: qué es y por qué puede dar problemas

El Kernel Linux es el núcleo del sistema operativo. En él podemos encontrar todo lo necesario para que el sistema operativo pueda funcionar, desde los demonios (o servicios) básicos para el arranque del sistema hasta los controladores que permiten a este sistema reconocer nuestro hardware.

Cuando se instala una nueva versión de este núcleo, este se suele configurar automáticamente para funcionar en nuestro ordenador de forma óptima. Sin embargo, un problema de configuración, ya sea interna de nuestro PC como de una de las partes del núcleo, puede hacer que todo deje de funcionar. Y el sistema puede empezar a experimentar algunos problemas de comportamiento (con los gráficos, el sonido, rendimiento, etc) hasta, directamente, quedar totalmente inutilizable.

Cuando los errores son críticos, es cuando solemos ver la pantalla de «Kernel Panic«, el equivalente al pantallazo azul de los sistemas operativos Windows.

Por suerte, Linux está preparado para hacer frente a este tipo de problemas. Y es muy raro que no podamos recuperarnos ante un error crítico del sistema relacionado con el último núcleo que acabamos de instalar.

Linux guarda siempre los Kernel antiguos

Cuando bajamos una actualización del Kernel de Linux, el sistema realiza unas tareas básicas de configuración para ponerlo en marcha. Normalmente, suele compilarlo y configurarlo para funcionar con nuestro hardware y suele lanzar una configuración del gestor de arranque (GRUB) para que, la próxima vez que arranquemos el sistema, carguemos por defecto esta última versión.

Pero no elimina por defecto las versiones antiguas de los núcleos, sino que todas ellas se suelen guardar en el disco duro. Y, además, quedan registradas en GRUB para poder arrancar desde cualquiera de ellas en caso de necesitar abrir una versión antigua.

GRUB-lista-de-nucleos-Linux

Para entrar a estas versiones antiguas, lo que debemos hacer es seleccionar la entrada «Advanced Options» dentro del menú de arranque de GRUB, y aquí veremos todas estas versiones antiguas. En caso de que no aparezca el gestor de arranque, porque tengamos configurado un arranque automático, podemos mostrarlo manteniendo pulsada la tecla Shift mientras enciende el PC.

En este apartado podremos encontrar, al menos, dos núcleos diferentes: la última instalada, en modo normal, y la última en modo recuperación. Cuanto más tiempo llevemos con el sistema instalado, más entradas podremos encontrar de cada una de las versiones que se han instalado.

Simplemente debemos usar las flechas del teclado para seleccionar la versión del Kernel que queremos arrancar, y pulsar Enter. En lugar de arrancar el sistema con el núcleo por defecto, lo hará usando la versión elegida de este.

Cambiar el núcleo de arranque por defecto

Cuando instalamos una nueva versión del núcleo de Linux, esta se configura como la versión principal, para arrancar por defecto, y deja las demás versiones en segundo lugar dentro del apartado «Advanced Options«. Lo que no podemos hacer es, cada vez que encendemos el PC, estar pendientes de GRUB para elegir la versión diferente. Por ello, si no queremos usar la última, y queremos usar otra versión concreta del núcleo, tendremos que cambiarlo a mano.

Podemos echar mano de un programa llamado «Grub Customizer», el cual podemos instalar con los siguientes comandos:

sudo add-apt-repository ppa:danielrichter2007/grub-customizer sudo apt-get update sudo apt-get install grub-customizer

Y, una vez abierto, podremos ver toda la lista de entradas registradas en este arranque.

Grub-Customizer

Lo que tenemos que hacer es, simplemente, elegir la versión que queramos arrancar como predeterminada desde este programa. También podemos organizar estas entradas como queramos, eliminando las que no queramos que aparezcan en el arranque y colocando, fuera del grupo «Advanced Option», las que queramos tener más a mano.

Eliminar núcleos obsoletos o corruptos

Una vez que hemos confirmado que una versión concreta del núcleo funciona sin problemas, entonces es hora de establecerla como principal. Y, después de ello, debemos eliminar todas las demás versiones de este núcleo para evitar confundirnos y usar una versión que no queramos, y, de paso, liberar espacio en el disco duro.

Esto se puede hacer de varias formas, dependiendo de la distribución que usemos. En el caso de Ubuntu, y otras distros basadas en ella, debemos ver la lista de los núcleos instalados ejecutando en la consola el siguiente comando:

apt list --installed | grep linux-image

En esta lista veremos todas las versiones del Kernel instaladas.

Ver-lista-Kernels-instalados

Ahora, lo que haremos será apuntar el nombre del núcleo, hasta la barra / que aparece, y ejecutar el siguiente comando para borrar dicho núcleo:

sudo apt remove [nombre_kernel]

Confirmamos la eliminación, y esperamos a que se complete el proceso. Tendremos que repetirlo todas las veces que queramos, una por cada núcleo que queramos eliminar.

En el caso de las distros basadas en Arch, tendremos que eliminar estos núcleos de forma similar, pero usando el gestor de paquetes Pacman de la siguiente manera:

sudo pacman -S kernel-name=x.x.x kernel-name-headers=x.x.x

Igual que en Fedora, tendremos que hacerlo con RPM:

rpm -qa kernel-core sudo dnf remove kernel-core-x.x.x-xxx.fcxx.x86_64

En último lugar, el que más fácil nos lo pone es Linux Mint. Esta distro, basada en Ubuntu, viene de serie con una serie de herramientas pensadas para facilitar la vida a los usuarios. Y, entre ellas, la más interesante es el gestor de actualizaciones del sistema operativo. Dentro de este gestor de actualizaciones encontraremos un apartado especialmente diseñado para configurar los núcleos, elegir el que queremos usar, y eliminar los que no vayamos a utilizar.

 

Fuente: softzone

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