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Hoy en día, cualquier teléfono es más potente que uno de los viejos ordenadores personales que usábamos en los años 90. Por eso sorprende que existan proyectos que busquen “revivir” de algún modo la experiencia de usar esas máquinas gracias a Linux y una Raspberry Pi Zero. Es el caso de este portátil Compaq de 1989, su procesador 286 se apoya ahora en Raspberry Pi Zero para ayudarlo en la tarea de volver a “masticar bits” mediante un enlace por puerto serie, por lo que ambos dispositivos pueden comunicarse entre sí.

Pero hay más truco, el sistema arranca en DOS y ejecuta un software que permite iniciar el emulador del terminal Linux alojado en la Raspberry Pi. Vamos, que en realidad el 286 se encarga de gestionar la conexión. Si salimos del terminal, el portátil volverá a su DOS pero a cambio podremos conectarnos a internet y evitar la unidad de disquete para transferir archivos al 286, ya que los archivos se pueden recuperar de forma inalámbrica en el Pi y luego enviarlos al 286.

Personalmente me parece una pieza curiosa de la tecnología, que mezcla lo viejo y lo nuevo como si de una actualización se tratara y llevar a ese portátil a su “límite útil” más allá de lo que su fabricante pudo algún día soñar.

 

Fuente: hackaday | ubuntizando

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