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Se ha anunciado oficialmente la disponibilidad general de Flatpak (antiguas xdg-app) un nuevo sistema de distribución y empaquetado de aplicaciones, capaz de ejecutarse en cualquier sistema Linux, sin problemas de dependencias y que nos traerá siempre software a la última.

¿Os suena el tema verdad? Después del anuncio de Canonical de que sus Snaps darían soporte a múltiples distribuciones y que aspiraban a convertirse en un estándar a la hora de hablar de aplicaciones autocontenidas, era de esperar que la gente de Red Hat y otros proyectos que contribuyen al desarrollo de las Flatpak, no tardaran en mover ficha.

Es una extraña competición porque nada impide a las dos ejecutarse en el mismo sistema y ambas pueden coexistir con otras aplicaciones instalados por métodos tradicionales. Pero así de primeras no tendría mucho sentido mantener ambas para un mismo propósito.

Es de esperar que los tradicionales paquetes binarios continuaran existiendo y por supuesto la posibilidad de compilar directamente desde la fuentes de software. Aunque de prosperar estas soluciones inevitablemente se irán sustituyendo unos por otros. De hecho en Fedora ya tienen pensado hacerlo con algunos programas tipo Inkscape que se instalarán desde el centro de software en vez de usar RPM.

Inevitablemente surgen las comparaciones y para ser sinceros las snap de Ubuntu tienen algunos problemas, primero que para contribuir haya que firmar la famosa CLA (Contributor License Agreement) de Canonical y segundo el temor a que la distribución se realice exclusivamente a través de la Ubuntu Store.

Este último punto habría que matizarlo algo más. Obviamente podemos descargar una snap de Krita o LibreOffice desde la web de esos proyectos, pero en el tema de las actualizaciones tendrían que pasar por la Ubuntu Store, centralizando ese aspecto, algo a lo que muchos se resisten.

En ese sentido las Flatpak parecen mejor orientadas hacia la comunidad. Lo que empezó como un proyecto de GNOME impulsado principalmente por desarrolladores de Red Hat, también se está expandiendo a otros escritorios como KDE y varias distribuciones GNU/Linux.

La distribución de modo universal no es el único punto fuerte de las Flatpak también el concepto de sandboxing –mediante bubblewrap– que introduce en el escritorio, al aislar unas aplicaciones de otras. Una seguridad que será más eficaz una vez el protocolo de servidor gráfico wayland esté en funcionamiento y la integración con el módulo de seguridad SELinux alcance su punto optimo.

En el comunicado de lanzamiento destacan la extrema eficiencia de Flatpak: aplicaciones y bibliotecas que son instaladas con dicho sistema y deduplicadas, ahorrando por tanto espacio en nuestro disco duro.

Este asunto de las dependencias marca la principal diferencia a simple vista respecto a las snaps de Ubuntu. Mientras las snaps instalan las dependencias conjuntamente con el paquete, en el caso de las flatpak las bibliotecas runtime de las que dependen las aplicaciones se empaquetan y se montan en directorios aparte, en un entorno de ejecución conectado. También en el tema del sandboxing dado que en Ubuntu confían más en AppArmor.

En estos momentos ya existen bastantes aplicaciones que pueden ser instaladas en formato flatpak: GIMP, Inkscape, MyPaint, LibreOffice y la mayoría de aplicaciones que constituyen el escritorio GNOME (Builder, Calculator, Calendar, Character, Clocks, Dictionary, Evince, Eye of GNOME, Games, Gedit, Glade, Iagno, Maps, Notes, Polari, Rhythmbox, Todo, Weather y Web).

Si nos fijamos en las distribuciones GNU/Linux que ya ofrecen soporte de flatpak en sus repositorios nos encontramos a: Fedora, Debian, Arch, Mageia y Ubuntu.

Todos estos movimientos –sin olvidarnos de las AppImages que a mi particularmente me gustan bastante, pero que carecen de sandboxing– sin duda facilitaran la distribución de software por terceros. Y dependiendo de la distro pues tendrá mayor o menor utilidad.

Seguramente en Arch Linux, Gentoo o Slackware no es algo que nos llame demasiado la atención, dado la cantidad de software disponible siempre a la última o la filosofía del sistema que tiende a compilar desde las fuentes. Pero en otras distribuciones de ciclo regular como Ubuntu, openSUSE Leap, Mint o Debian, es una excelente oportunidad para acceder al software más reciente.

En todos los casos es útil para disponer de diferentes versiones de un programa o probar software, sin comprometer la estabilidad del sistema.

Hay que tener en cuenta también que muchos programas perdidos en los repositorios comunitarios de las distribuciones ya no tienen mantenimiento y que por razones de seguridad suele ser recomendable estar a la última.

Aunque todavía algo nebuloso el asunto –más que nada porque la mayoría de los linuxeros todavía no usamos nada de esto y cuesta apreciar algunos detalles en la teoría o las ventajas de cada una de las propuestas–, en los próximos meses seguramente será un tema de debate.

La batalla por el empaquetado universal acaba de empezar…y antes de tomar partido –tampoco es estrictamente necesario, que esto no es systemd o Wayland vs Mir– un buen lugar para empezar a informarse del tema es la web de Flatpak y echarle un vistazo al anuncio de liberación.

 

Imagen: xkcd (CC BY-NC 2.5)

Fuente: lamiradadelreplicante

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