En otras ocasiones ya hemos hablado de gestores de ventanas ligeros que ayudan a los usuarios de equipos con limitados recursos hardware a que la interfaz gráfica de usuario vaya más suave de lo que lo haría con entornos completos como GNOME o KDE, pero tenemos con nosotros un gestor de ventanas especialmente minimalista.
Se trata de dwm (dynamic window manager), un gestor de ventanas que “alicata” el escritorio con la técnica del famoso tiling que va colocando las nuevas aplicaciones junto a las ventanas ya abiertas. Las ventanas quedan juntitas y no se superponen, y el aspecto de este gestor, aunque muy pobre, es perfectamente funcional.
En Linux Journal han realizado un completo análisis de esta solución que, atención, está resuelta en 2.140 líneas de código, algo asombroso teniendo en cuenta los millones de líneas que ocupan los clásicos entornos de ventanas actuales.
Eso, claro, impone algunas restricciones. No hay menús, no hay iconos, no hay cuadros de diálogo para cambiar los colores de pantalla… Todo lo que hagamos para configurarlo lo tendremos que hacer desde la consola, editando los ficheros de del gestor, algo que explican muy bien en la página oficial de dwm.
De hecho, como revelan en el artículo original, para adaptar y añadir cosas… hay que programar y recompilar. Así, por las buenas. Sin embargo, parece que la tarea no es tan compleja. El código fuente está limitado a dos ficheros: dwm.c, que no deberíamos tener que modificar, y config.h, que es precisamente donde hacemos cambios. Teniendo en cuenta que este último fichero con las cabeceras ocupa 100 líneas bien comentadas, editarlo no parece tan complicado.
De hecho en LJ dan algunos ejemplos sobre como ponerse manos a la obra, y en otro artículo de Linux Goodies tenéis aún más información sobre los atajos de teclado que podéis usar para interactuar con un escritorio que sí, es minimalista, pero que es una demostración de lo mucho que se puede conseguir con muy poco código.
Fuente: muylinux