Una noticia cuando menos curiosa de las últimas fechas es el lanzamiento de una nueva versión de mantenimiento de Trinity Desktop, el fork que aún hoy conserva con vida al difunto KDE 3, otrora la crème de la crème de cuanto escritorio existía en PC.
Pero los tiempos cambiaron, llegó KDE 4 y con él los problemas, mientras GNOME 2 continuaba madurando y recogiendo usuarios descontentos. Fue entonces cuando se supo de Trinity, una iniciativa con la que mantener viva la llama del viejo escritorio, si bien su marcha siempre ha sido muy pobre. Es curioso, porque más o menos un año después se daba a conocer MATE, el fork de GNOME 2 que surgió, una vez más, ante el descontento de los usuarios, y fijaos dónde está ahora.
Que nadie se confunda: que uno goce de tan buena salud mientras el otro se arrastra, no es motivo de mucho debate. KDE 4 fue un desastre en sus primeras versiones, pero solo necesitaba estabilizarse, el concepto y la mayoría de opciones seguían allí. GNOME 3 es otro rollo y eso no iba a cambiar. Además, la cantidad de aplicaciones oficiales en torno a cada escritorio tampoco tiene nada que ver, y solo una equipo de personas grande podía aspirar a mantener y desarrollar todo lo que iba con KDE 3 (y ahí no está todo). Y luego está el ‘factor menta’, porque sin el agradecido e interesado apoyo de Linux Mint, a saber qué hubiera sido de MATE.
Volviendo al presente, Trinity Desktop sigue adelante, sin importar que entre una versión y la siguiente pasen un par de años y las novedades se cuenten en apenas un puñado, lo cual significa que la evolución del escritorio, sus herramientas y aplicaciones es nula. No importa, porque las distribuciones que dan soporte oficial a Trinity son menos aún. Pero, ¿por qué? ¿Por qué sigue existiendo eso en pleno 2018, cuando Plasma 5 le da mil vueltas. O ¿por qué sigue existiendo eso en pleno 2018, cuando hay escritorios ligeros bien mantenidos que tampoco se diferencian tanto de lo que fue KDE?
Las preguntas no son mías; son las que me imagino le pueden surgir a alguien con este tema. La respuesta es la de siempre: así funciona el software libre. Quizás los desarrolladores de Trinity harían mejor en colaborar con KDE, por poco que fuese; o los de MATE con GNOME. Es decir, centrar todos los esfuerzos donde verdaderamente importan…, pero, repito, no es así como funciona el software libre. Lo cual está bien.
De hecho, podría hasta plantearme la utilización de Trinity Desktop en algún ordenador viejo que no necesitase conexión a Internet… pero no parece una situación muy probable en los tiempos que corren. ¿Cómo lo haría? Instalando el escritorio en alguna de las pocas distribuciones para las que hay paquetes, como Debian o Ubuntu, o instalando la única distribución que lo pone por defecto: Q4OS (basada en Debian). Así se ve:
Fuente: muylinux