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Si tienes que usar un ordenador de otras personas, probablemente tengas que usar Windows y no te guste o te resulte difícil por falta de costumbre. En este post veremos cómo llevar tu distribución Linux a todas partes.

Los linuxeros tenemos la ventaja de que no solo la mayor parte de las distribuciones se pueden usar sin instalar, sino que también pueden instalarse en dispositivos portables con la condición de que cuenten el espacio de almacenamiento suficiente.

Aquí tenemos un tema de preposiciones. No es lo mismo instalar Linux desde un pendrive que instalarlo en un pendrive. En el primer caso es el origen, el segundo es el destino.

La segunda ventaja de una distribución Linux es que, aún ya instalada en un dispositivo portable y adaptada a una determinada configuración, en la mayoría de los casos no tendrá problemas en adaptarse a la nueva configuración.

Cómo llevar tu distribución Linux a todas partes

Para llevar nuestra distribución Linux a todas partes podemos optar por tres alternativas:

  1. Usarla en modo live.
  2. Instalarla en un disco portátil
  3. Usar un cliente de máquinas virtuales portátil.

Usarla en modo live

En el modo live, la memoria RAM hace las veces de dispositivo de almacenamiento principal. Es un poco más lento que usarla después de una instalación normal, aunque en los equipos modernos no se nota mucho la diferencia. Otra desventaja es que cuando se apaga el ordenador las modificaciones realizadas se pierden, aunque existe una forma de conservar los cambios.

Es posible asignar un espacio de persistencia en el medio de instalación. En este espacio se guardan los cambios que luego se cargarán cada vez que se inicia sesión en e l modo live. Tomen nota de la diferencia. En la instalación normal se modifican las cosas permanentemente en los medios de almacenamiento, en el modo live se cargan como estaban originalmente y luego se cargan los cambios guardados.

Instalarla en un disco portátil

Aquí no hay mayor misterio. Es como instalar la distribución normalmente, pero en un dispositivo externo. Lo mejor es un disco externo aunque es posible utilizar un pendrive con una capacidad de 16 gb o más. La velocidad dependerá del tipo de la conexión usb y del dispositivo. Aunque la carga es un poco más lenta que la distribución instalada desde un disco SSD, en el uso no se nota tanto la diferencia.

Dependerá del tipo de instalador que use la distribución que elijas, pero es probable que tengas que elegir el modo de particionado manual.

Tanto el modo live como este tienen la desventaja de que deberás cambiar el orden de booteo, si no puedes hacerlo, nos queda la tercera opción.

Usar un cliente de máquinas virtuales portátil

Una máquina virtual es aquella en donde las características del hardware son emuladas por software. En otras palabras, le hacemos creer al sistema operativo que está en un equipo diferente al que realmente está. El cliente actúa de intermediario entre el sistema operativo de la máquina virtual y el sistema operativo anfitrión.

La ventaja es que la distribución Linux que estamos utilizando no deberá adaptarse a un nuevo hardware. Los puntos en contra son que el equipo anfitrión debe estar configurado para permitir la virtualización y que probablemente necesites instalar algún software adicional.

Para hacer esto, a menos que utilices una distribución Linux muy liviana, deberías contar con un pendrive de al menos 32 GB.

El procedimiento es el siguiente.

  1. Descarga la última versión de VirtualBox para Windows.
  2. Si estás en Windows, desinstala VirtualBox.
  3. Descarga el archivo zip de esta página (Esquina superior derecha) y descomprime.
  4. Formatea el pendrive de destino.
  5. En el pendrive de destino crea una carpeta llamada myVMBOX.
  6. Copia dentro de la carpeta el instalador de VirtualBox y renómbralo como Virtualbox. Asegúratte que mantiene la extensión .exe.
  7. Copia en la misma carpeta los archivos start_virtualbox.bat y uninstall_virtualbox.bat que descomprimiste del .zip.
  8. Haz doble clic sobre start_virtualbox.bat. La primera vez que lo ejecutes instalará el cliente de máquinas virtuales en el pendrive.
  9. Crea la máquina virtual asegurándote de que la carpeta de destino esté en el pendrive.

Los puntos 8 y 9 hay que hacerlos en Windows. No probé si funcionaba con WINE. Una vez terminado ya puedes cerrar la máquina virtual y usar tu Linux preferido donde quieras.

 

Fuente: ubunlog

 

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