Aunque incomprendidas, las actividades de KDE son un elemento bastante útil del entorno de escritorio que no compiten con los escritorios virtuales sino que los complementan. O mejor dicho, los escritorios virtuales complementan a las actividades.
Lo interesante de las actividades es que pueden ser pausadas en cualquier momento y al reiniciarlas estarán tal y como las dejamos, aplicaciones y archivos incluidos. En esta entrada aprenderemos a crear nuevas actividades.
Comenzamos haciendo clic en el icono de las actividades, el cual es el icono de los tres puntos –rojo, azul y verde– ubicado en la barra de tareas.
Si no tienes el icono también puedes hacerlo haciendo clic en el Cashew.
Lo siguiente es oprimir el botón Crear nueva actividad.
Podemos crear actividades a partir de plantillas –como en la imagen de cabecera–, clonando la actividad actual, o bien comenzando con un escritorio limpio. Nosotros lo haremos con el escritorio limpio.
La actividad que acabamos de crear aparecerá en la lista de Actividades.
Si haces clic en el icono de la llave inglesa puedes cambiar el nombre de la actividad por otro de tu preferencia.
Lo único que queda es añadir plasmoides si así lo deseas. Cada actividad tendrá sus propios plasmoides.
Si deseas pausar una actividad oprime el icono de “stop”.
Cuando una actividad está pausada puedes borrarla haciendo clic en el botón correspondiente. Para volver a iniciar la actividad basta con hacer clic en el icono de “play”.
Puedes crear tantas actividades como desees. Puedes tener, por ejemplo, una actividad para ocio en la que se abran Amarok, Firefox y VLC; otra para trabajo con Kate y Konsole; y otra más para editar tus fotografías en las que se abran Gwenview y digiKam. Y si no quieres saber nada de las actividades tampoco tienes porqué; su uso no es obligatorio, son sólo una opción más para organizar el flujo de trabajo de quien decida utilizarlas.
Fuente: ubunlog