Si eres un usuario de Windows, deseando poder dar el salto al escritorio de Linux, pero no lo haces porque las herramientas que necesitas son solo para Windows, es posible que te sorprendas. Muchas aplicaciones de Windows se pueden instalar en Linux. De hecho, este ha sido el caso durante algún tiempo, gracias a Wine. Wine es una capa de compatibilidad capaz de ejecutar aplicaciones de Windows en Linux y otros sistemas operativos que cumplen con POSIX. Sin embargo, para muchos usuarios, Wine en sí mismo ha sido un obstáculo, ya que no siempre se considera la herramienta más fácil de usar. Eso está a punto de cambiar. ¿Cómo? ¿Alguna vez has oído hablar de Flatpak? De lo contrario, Flatpak proporciona un entorno de seguridad en el que los usuarios pueden ejecutar aplicaciones de forma aislada del resto del sistema. Estas aplicaciones están en contenedor, por lo que no tienes que preocuparte por las dependencias. Instala el contenedor y se ejecuta. Simple como eso.

Si alguna vez quisiste cambiar a Linux, pero la idea de dejar atrás las aplicaciones de Windows siempre te pareció ser un obstáculo, es posible que conozcas Wine. Wine es una capa de compatibilidad capaz de ejecutar aplicaciones de Windows en Linux y otros sistemas operativos que cumplen con POSIX. Sin embargo, para muchos usuarios, Wine en sí mismo ha sido un obstáculo, ya que no siempre se considera la herramienta más fácil de usar. Eso está a punto de cambiar.

El concepto manejado por Flatpak genera bastante discordia entre los usuarios y seguidores de GNU/Linux, ya que rompe con la forma de gestionar los programas y aplicaciones que ha estado funcionando durante dos décadas.

Winepak es un repositorio de Flatpak para aplicaciones de Microsoft Windows incluido con Wine. Su objetivo es “hacer que la instalación y la ejecución de las aplicaciones [Windows / Wine] funcionen”, incluyendo los tiempos de ejecución necesarios para ejecutar el software/juego en Linux (Wine, etc.).