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Hay distribuciones GNU/Linux que pruebo y si veo algo que no me gusta, no la vuelvo a probar jamás. No le doy ni una segunda oportunidad.

Lo que voy a contar a continuación no quiero que sea una forma de faltar el respeto a nadie que use esa distribución, sino a quienes la desarrollaron.

Hace unos cinco años me animé a probar una distribución que me llamaba mucho la atención. Era Sabayon, basada en Gentoo. Pero en el proceso de instalación, en el pase de diapositivas, me encuentré con un texto que venía a decir: “Sabayon es moderno, Debian es antiguo, viejo”.

A pesar de ser peligroso, detuve de golpe la instalación. No quería ni probar ni usar una distribución hecha por traperos y bastardos competidores. Era un golpe muy bajo, una ignominia y ¿que digo? intentando humillar a Debian la hicieron más grande. Algunas veces la justicia hace acto de presencia poniendo a cada uno en su sitio.

Sin ir más lejos, hay innumerables sitios, especialmente en foros y también en blogs donde se denosta la producción o existencia de algunas distribuciones GNU/Linux en una lucha encarnizada por demostrar que la mía es la mejor, olvidando el principio más notable, que cada distro está enfocada a un segmento de usuarios.

El mundo está muy mal. Se prepara a la gente por competir en lugar de ser honestos y vivir en respeto. Me vais a perdonar que escriba una reflexión que no está relacionada con GNU/Linux pero sí con la dignidad humana.

Cuando era niño, decía mi maestro de EGB que había que luchar y trabajar duro estudiando para llegar a ser alguien en la vida. El problema es que ya desde mi infancia no quería ser alguien en la vida sino uno más. Esto lamentablemente, no es un caso anecdótico, sino una pandemia.
Hoy en día se sigue educando del mismo modo, y no solo en colegios e institutos sino, lo que es peor, en casa.
Sí, en el cálido ambiente del hogar ya se presiona a los hijos para que estudien hasta que se enfade la última neurona para ser alguien, tener un trabajo excelente y vivir a cuerpo de rey.
Pareciese que esos profesores y esos padres viviesen en una realidad virtual o en otro plano de la existencia porque no han captado el mensaje subliminal de la vida real. Ya de entrada te “educan” hasta cierta edad y algún ignorante pensará que a los 20 años lo sabrá todo porque ha aprobado todos los exámenes con sobresalientes, como si la vida misma en si no fuese un eterno y atemporal aprendizaje.

Os aseguro que muchos de los padres desearían que sus hijos fueran estrellas como Cristiano Ronaldo o Messi antes que Martin Luther King.

Es todo un error, desde el principio, desde nuestra tierna o dura infancia. Tanto los profesores como los padres han de cuidar que aprendas muchas cosas del mundo, de la historia, la filosofía, las ciencias en general, pero no a ser el mejor. ¿Por qué?

No conocemos el futuro que nos depara. Ni siquiera sabemos que después de leer toda la historia de la filosofía, sin disfrutar de la vida, sólo con el afán de ser el primero, te dará un ataque, o tendrás un accidente mortal y todo aquello por lo que luchaste por ser el primero de la clase se dará de bruces con el silencio eterno y la condena a la no existencia. Por favor, no confundir mi exposición con la idea de no estudiar ni de crecer culturalmente, todo lo contrario, lo defiendo con las garras, pero no lo hagáis por ser el mejor preparado. No lo pido por mi, sino por ti.

La competitividad es la mano más funesta y cruel del liberalismo. Quiere crear una sociedad donde siempre se esté peleando entre los seres humanos para crear máquinas para ganar dinero, no personas que quieran vivir como realmente les de la gana sin depender de lo que ha estudiado en su vida. Y es que la chispa de la forma de vivir es hacerlo con mucha libertad sin que ésta no interfiera con la de tu vecino. No debes de vivir para ser el mejor de todos, sino hacerlo como realmente te de la gana y de la manera que no dañe el entorno. Todo lo demás, toda la competitividad es basura porque la vida es una ruleta y aquel que no se ha preparado estudiando puede tener más suerte que aquel que se ha pasado todo su tiempo preparándose para ser el mejor. Matarte en la lucha por ser el primero es una soberbia estupidez y es una forma de enfocar una sociedad a ser más robots que seres humanos y crear estúpidos sistemáticamente. Si no, piensa en una lápida con este epitafio: “Quiso ser el mejor pero no pudo vivirlo”.

Habrás oído decir que la competitividad es buena para el comercio y la calidad. Que no te engañen, la competitividad es para crear obsolescencia, a crear esclavos para que cuatro sean dioses y llevar a la humanidad y a la Tierra a un punto sin retorno.

Simplemente, trata de ser feliz cuidando lo que te rodea.

 

Fuente: maslinux

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