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Siempre he tenido las ideas muy claras sobre lo que es algo público y algo privado.

Privada es mi vida -porque así lo quiero- y privada es mi casa. Fuera de mi casa es todo público, de todos y de nadie en particular, salvo las casas  y las vidas de todas las personas que conformamos la humanidad.
El caso es que, para tener derecho a las cosas públicas, tenemos que pagar impuestos. Oye, yo lo hago encantado porque para tener servicios que sean aprovechables por toda la sociedad hay que ser solidario y tener conciencia que juntos podamos convivir en armonía.
Bueno, esto se parece ya un poco a un mitin político o una conferencia pero creedme, voy bien encaminado.
Si pagamos impuestos para tener ciertos servicios públicos debemos de procurar que los políticos gestionen los medios con herramientas públicas. Con herramientas privadas, privativas y cerradas NO.

Debería ser por ley que tanto en institutos, universidades, hospitales sean usados programas abiertos y sistemas operativos libres. No es una utopía que esto fuese una realidad, es algo a conseguir si tuviéramos políticos honestos y verdaderamente representativos. Esto sí que es una utopía, que hubieren políticos y gobernantes honestos.
No soy amigo de las empresas privadas de servicios públicos, pero admito que existan y que la gente, a título personal pueda contratarles, sea de limpieza, pintura incluso un hospital en manos privadas quien quiera puede asegurarse. Lo que no comparto y el tema clama al cielo, es que con los impuestos que pagamos se contraten empresas privadas, existiendo alternativas públicas.

Vuelvo a lo que decía al principio, depende de tu vida privada lo que quieras hacer. Como persona puedes elegir ir al médico privado pero debes pagarle de tu bolsillo. El resto de sociedad no te lo vamos a pagar. Es que un Estado no puede ni debe subvencionar empresas privadas. Es inmoral. Inmoral y a menudo esconde corrupción, amiguismo.
Pagamos impuestos para formar un todo, y que todos fuésemos como uno.
Una institución, como un ayuntamiento, defendería la contratación de un empresa privada, como por ejemplo la recogida de basura, porque dice que le sale más económico que si fuera una empresa pública. Y claro, la cuestión es gestionar con eficiencia el dinero de la sociedad que paga impuestos. Pero ¿creéis que es cierto que ahorren dinero con las empresas privadas? Yo creo que no. Puntualmente sí, pero por regla general pienso que no.
Si trasladamos este tema con el software que usan las instituciones públicas como colegios e institutos la corrupción y la injusticia se hacen más notorias. Con dinero público se invierte en una empresa privada como Microsoft, que es manifiestamente evitable, insegura y peligrosa. Con esto no se juega, no con el dinero público.
Un sistema GNU/Linux out of the box viene con navegadores web libres como Firefox y/o Chromium. Cliente de correo como Thunderbird, editores de texto, programa de oficina como Libreoffice, calculadora, mapas, software educativo, etc.
¿Que unos padres quieren que su hijo/a aprenda a usar Microsoft Office que hace lo mismo que hace Libreoffice? Pues cuando salga del cole que pague a alguien que le enseñe a usarlo.
Lo privado para cosas privadas. Lo público para los entes públicos. Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

¿DINERO PÚBLICO? ¡CÓDIGO PÚBLICO!

La iniciativa Public Money? Public Code!, apadrinada por Free Software Foundation Europey apoyada hasta el momento por más de 40 organizaciones, incluyendo Open Source InitiativeWikimedia FoundationThe Document FoundationDebianKDEopenSUSE y muchas otras, pretende llamar la atención por una realidad patente en nuestra sociedad y que clama contra toda lógica. Una vez más hablamos de las patentes de software en la administración pública.

A diario los organismos públicos precisan de software para su administración. En muchas ocasiones, por no decir la gran mayoría de casos, este software se desarrolla a medida con fondos públicos o lo que es lo mismo, pagados con nuestros impuestos. Sin embargo el código resultante permanece cerrado lo que imposibilita su estudio, mejora e intercambio entre administraciones, incluso los propios técnicos de la administración, más que capacitados para resolver las incidencias que se producen a diario, dependen del soporte de empresas externas para poder implementar soluciones a errores críticos. Es un círculo vicioso donde el software permanece cautivo, la administración paga y el ciudadano “disfruta” del servicio ofrecido.

Public Money? Public Code! plantea un cambio lógico. El software desarrollado para el sector público y financiado públicamente debe ponerse a disposición pública bajo una licencia de software libre o código abierto. Dicho de manera más simple. Si el dinero es público, el código también debe ser público. Los organismos públicos se financian mediante impuestos que se recaudan de todos sus ciudadanos. Es entendible que su responsabilidad es asegurarse de que gastan los fondos de la manera más eficiente posible.

 

Fuente: maslinux

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