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Enarbolan sus banderas con vehemencia. Aseguran que el conocimiento no puede ser negociado ni tratado como una mercancía, mucho menos en el ámbito universitario. Creen firmemente en fomentar el software libre desde la Universidad porque implica conocimiento creado en la facultad para ser distribuido y compartido con los estudiantes y la sociedad que sostiene la universidad pública.

Maira, Cami y Gessi son antes que nada jóvenes, amigas y estudiantes universitarias. Se ríen juntas como disimulando la ansiedad que les causa sentirse estrellas de su propia película. Serán motivo de una nota en la vieja Casona de Synergia Coworking para Infoplatense que las convocó para hablar de la nueva tendencia de las “meetups” y terminarán hablando inevitablemente de su preocupación por la aún baja participación de las mujeres en el universo de la programación, de los códigos y de la informática en general.

Su disclaimer indica que son una “comunidad que busca concientizar y reducir la brecha de género en el ámbito de la informática, GNU/Linux y el Software libre, buscando que más mujeres se acerquen a ese ámbito”. Palabras unidas con un hilo conductor: la razón de creer que todo es posible aunando esfuerzos.

-¿Qué es Linuxchix?
-Linuxchix surge en USA con la idea de incluir a las mujeres en tecnología y en el software libre y llegó a la Argentina a partir del año 2014 recalando en Capital Federal. Este año llegó a a la ciudad de las diagonales para quedarse y hacerse fuerte empezando una nueva movida como en muchas otras ciudades del interior del país.

-¿Cómo se conforma la comunidad La Plata de Linuxchix?
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Todas hacemos un poco de todo. Esa es la idea de “comunidad” más allá que más adelante puedan ir surgiendo equipos de trabajo como de comunicación y organización. Somos todas estudiantes de la Facultad terminando las carreras y participamos activamente de este proyecto colaborativo.

-¿Cómo se imaginan el futuro de una “linuxchix girl” en este mundo tan cambiante?
-Las Comunidades nos brindan un espacio para poder crecer y si una de nosotras quiere arrancar un emprendimiento, la “comunidad” te brinda ese soporte necesario para no llevarlo adelante sola. Vivimos en un mundo muy incierto y se hace realmente difícil.

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-¿En sus Meetups (encuentros), que buscan comunicar y cómo los organizan? ¿Cuáles serán sus próximos pasos?
-Vamos descubriéndolo a medida que andamos sin agenda definida. Así, los primeros dos encuentros tuvieron mucho más que ver con el debate social. El primero de ellos se denominó “Las Mujeres en la Sociedad y la tecnología” y el segundo “Programación no es solo cuestión de hombres”. Fomentamos fuertemente la participación de la mujer en la Informática. Hoy en día, según datos de la facultad de Informática, solo un 17% son mujeres y apuntamos a que ese número crezca considerablemente para acortar esa brecha de género. No es algo que se hable mucho y es importante que la comunidad logre visibilizar estas cuestiones. Nuestro crecimiento nos permitirá trabajar estos puntos, pero por el momento vamos dando de un paso por vez. Nos gustaría antes de terminar el año poder llegar a los colegios secundarios para comunicar nuestros objetivos y fomentar la incorporación de más mujeres al ámbito de los códigos desde el ingreso a la Universidad. Nos importa tanto que la gente participe activamente como también poder definir bien a quien nos dirigimos.

-¿Que sería bueno comunicarles a las mujeres en este contexto que parece tan adverso?
-Hay una idea que la informática es algo de hombres. Todos parecieran que nos cuestionan “eso”: “¿Vas a estudiar informática?”. Entras al aula y estás sola. Somos las únicas chicas en un mundo de chicos y eso asusta al principio. Nos consta que varias de nosotras dejan de cursar por estos motivos y por ello tenemos mayor responsabilidad para generar espacios de reflexión, más humanos. Diríamos que hay una construcción cultural que indica que carreras son mejores y peores para unos y para otros y es importante que el Estado y todos - como actores activos - cambiemos esa realidad. Nosotras tenemos esta responsabilidad de transmitirles al resto de las chicas desde nuestra propia experiencia esa motivación para seguir adelante.

-¿El panorama al entrar a la Facultad es similar al salir? ¿Cómo se comportan las Empresas desarrolladoras de software? ¿Las miran realmente con los mismos ojos que a los hombres?
-Hay una Bolsa de Trabajo donde la Facultad acuerda con las Empresas para que exista un espacio de desarrollo posterior. Sin embargo, el contacto debiera ser más fluido para poder entender cómo se trabaja en la vida cotidiana. La Facultad no genera aún un volumen de egresados capaz de alimentar al Privado. Desde nuestra experiencia no vemos realmente a las Empresas “invitando” a los jóvenes graduados o próximos a graduarse a sumarse a una primera oferta laboral. Aproximadamente, hay 150 graduados por año contra 1,000 ingresantes entre las cuatro (4) carreras relacionadas (NR: Ingeniería en Computación – abierta desde el 2008, Analista Programador Universitario, Licenciado en Sistemas y Licenciatura en Informática).

-¿Qué actores debieran ayudarlas para que de a poco empiece a crecer ese proceso de concientización?
-Son cosas que vamos descubriendo ya que la idea de la comunidad fue surgiendo de a poco. Nos dimos cuenta que el primer ámbito de discusión debiera ser la Universidad, incluso entre nosotros mismas. A pesar que nos apoyan como Organismo e Institución necesitamos que la discusión de género en la tecnología debe ser general y mucho más abarcativa. Quisiéramos que las chicas lleguen con otra construcción de ideal a elegir una carrera y que no se cuestione. Es un proceso en sí mismo y nosotras tratamos de aportar en una parte de ese proceso del cual todos tienen responsabilidad. Queremos apoyarlas, motivarlas y que puedan expresarse. Nosotras hablamos del micro machismo que va más allá del acoso callejero o laboral. Nuestro espacio es un lugar de contención.

-Linuxchix es una comunidad abierta que incluye los varones. ¿Qué rol ocupan?
-Tenemos muchos chicos trabajando en nuestro equipo con aporte equilibrado. A veces nos preguntan si pueden participar y la verdad que la sociedad y el acortamiento de la brecha de género la construimos entre todos.

-Emprender. ¿Una realidad colectiva o una utopía individual?
-La Facultad apoya proyectos de extensión con subsidios y es factible que empecemos a trabajar en esos ámbitos para desarrollarnos y fortalecernos como comunidad.

-¿Ahora sí, por qué son importantes las Meetups que tanto desarrollo están teniendo en nuestro país y en todo el mundo?
-Las Meetups son importantes para encontrarnos, conocernos, crecer en grupo, aprender a hablar en público que no es un tema menor. También nos demostrarnos a nosotros mismas que podemos tener ese poder y ese nivel de consenso en los objetivos planteados tirando para el mismo lado. Claramente no es algo fácil ya que hay que acordar un montón de cosas, poner en común esas cosas y aprender a convivir. Estamos lejos de armar algo muy estructurado.

-¿Cuál es el cuadro de situación del software libre en nuestro país?
-Son cosas difíciles de medir. Venimos creciendo y cada vez se debate más sobre el software libre. El Plan “Conectar-Igualdad” (NR: Computadoras portátiles para todas las chicos de las escuelas de todo el país) ha sido sin dudas una puerta que se abrió porque permitió que muchísimos chicos conocieran LINUX (NR: Sistema operativo del software libre) en lugar del tradicional Microsoft. El software libre no se reduce solo a LINUX pero es un gran avance. En nuestro espacio nos llamamos LINUXCHIX porque hacemos referencia a género LINUX que también te invita a compartir. Recordemos que la Free Software Foundation surgió en 1985 impulsando el desarrollo de un sistema operativo libre en respuesta a UNIX que era un software privado. De esta forma, LINUX llega como sinónimo de software libre y se crean las cuatro libertades de usuario: ejecutar el programa bajo cualquier propósito, estudiarlo y compartir las modificaciones bajo distribución libre.

Para nosotros es grato que el crecimiento del software libre se dio de la mano del auge de la informática. El año pasado vino a nuestra Facultad Jon “Maddog” Hall, el mayor promotor de software libre del mundo y dijo: ¡” En Latinoamérica hay un gran desarrollo del software libre y la Argentina es un faro” ...y nos llenó de orgullo!

-¿Para el común de la gente, que programas usan software libre?
-¡Hay muchos y excelentes! El “Libre Office” es muy intuitivo. El navegador “Firefox” es de los más descargados a nivel mundial. El reproductor “VLC” para reproducir música es de los más versátiles. En Argentina, hay empresas como OLX que usan software libre pero no pareciera que levanten bandera. Hay que producir y consumir, ese es el punto. Es un proceso complejo porque el software no es libre hasta que no se lo libera. Además, existe la confusión entre LIBRE y GRATIS. Las Empresas lo liberan después de un tiempo, pero no por ello dejan de usufructuarlo. Acá hay toda una cuestión. Nosotras creemos que el conocimiento no puede ser negociado ni tratado como una mercancía, mucho menos en el ámbito universitario. Por ello creemos firmemente en fomentar el software libre desde la Universidad porque implica conocimiento creado en la Facultad para ser distribuido y compartido con los estudiantes y la Sociedad que sostiene la Universidad pública.

-¿En que estadío está la Universidad con respecto a ésta discusión que ya parece bizantina?
-Hay de todo. Tenemos profesores que impulsan esta corriente de software libre y eso va más allá de la edad ya que va acompañado de la formación. Hay docentes que lo viven y otros que están en otra sintonía.

Se ríen, murmuran, hacen un impasse y mencionan ejemplos de profesores que se las hacen difíciles sólo por usar LINUX en lugar de los tradicionales sistemas operativos…aunque Ud no lo crea.

Hay dos responsabilidades bien claras: como consumidor y como productor del conocimiento. Este Grupo nació y se formó para promover la inclusión de la mujer en la informática y para empujar el uso del software libre.

-¿La familia ha sido un aliado en estas decisiones?
-Siempre han sido un apoyo para nosotras. Se pusieron de nuestro lado desde el minuto uno. Como individuo – solo - es muy difícil ir para adelante concientizando sobre esta brecha de género y este Grupo permite como comunidad y construcción colectiva que ello empiece a pasar. Son cosas lindas que empiezan a pasar.

La charla termina. Las tres – que representan a muchas más – están felices. Ya vendrá el tiempo de las fotos que las sonrojan. Sin embargo, lo que subyace es una realidad que transcurre inexorable: Linuxchix es una comunidad nueva pero que camina con una terrible aceleración. Casi una movida imparable que no se detendrá y que tiene futuro de ser un movimiento mucho más fuerte y potente de lo que se imaginan.

Planificamos una nota con una Meetup – como tantas que pululan por la web – Nos encontramos con el poder femenino que lucha y da pelea en la brecha de género para que cada día más mujeres talentosas se sumerjan en este mundo fantástico del desarrollo de software que no es – ni más ni menos – que desarrollo de conocimiento.

 

Fuente: infoplatense.com.ar | somoslibres

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