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Quise plasmar en un artículo algunas ideas y conclusiones respecto al tema de systemd, sus amantes y detractores. Como saben, yo soy un detractor de systemd, o systemd-hater como les llaman ahora. Principalmente por sus falencias y limitaciones a nivel técnico (tal como lo he publicado en mi artículo ¿Por qué SystemD es una mierda?). Pero más allá de estas cuestiones quisiera hablar de otros temas no tan técnicos, algunas ideas que dan vuelta por mi cabeza, entre los que se destacan política, control y libertad de elección.

Lógica, lógica, lógica

Algo que se presume tan bueno jamás debería generar tanto odio y polémica. Cuando Edward Jenner descubrió la vacuna contra la Viruela o cuando Henry Ford inventó la línea de ensamblaje, no hubo grandes cantidades de personas protestando y diciendo que la vacuna iba a acabar con la humanidad o el pipeline arruinaría la industria.

Será exagerado comparar a systemd con la vacuna o el pipeline, pero esto da la pauta de que systemd no es un invento tan innovador ni revolucionario (lo único que revolucionó fue a la comunidad).

Tal vez esté equivocado, tal vez Lennart Poettering sea un genio incomprendido, pero yo al menos sospecharía de la presunta bondad y grandeza de systemd.

Sí, ya sé, este es un argumento sin sentido. Pero para un usuario que desconoce los aspectos técnicos y políticos que se debaten: da que pensar.

Resistencia al cambio

Este es el argumento de los defensores de systemd que más me duele, y al mismo tiempo el menos inteligente de todos.

Los sysadmins vivimos del cambio, si no hay cambio no hay trabajo. No hace falta ser un científico para concluir que si no hay trabajo no hay empleo ni oportunidades. Decir que los syadmins nos resistimos al cambio, es como decir que queremos perder nuestros empleos porque ya no somos necesarios.

Si no hubiese cambio, gestionar un sistema sería algo trivial. Más allá de temas de infraestructura, redes y backup, cualquier desarrollador podría gestionar un servidor, lo que se reduciría a instalar el sistema y dejarlo funcionando (pues nada cambiaría). Con esto no quiero desmerecer para nada el trabajo de los desarrolladores, simplemente digo que si no hubiese cambio, un desarrollador no debería invertir mucho tiempo en gestionar un servidor. Por lo tanto, ¿para qué necesitaríamos sysadmins?

La realidad es que hay cambios y muchos, y así como un developer no cuenta con tiempo para administrar, un sysadmin no cuenta con tiempo para desarrollar aplicaciones.

Un sysadmin adora cada nueva versión, y esto lo viven hasta los administradores Windows. Cada versión implica desafíos intelectuales, horas extra, cursos, capacitaciones, charlas. Todos los condimentos que hacen a nuestro trabajo tan interesante.

El trabajo de los sysadmins consiste en gestionar el cambio. Hemos pasado por la era de las aplicaciones de consola, las aplicaciones de escritorio, la llegada de Java, los primeros Tomcat, Apache y la explosión de las aplicaciones y servicios Web, y ahora la nube. Pasamos de tener todos nuestros servidores en máquinas físicas a tener toda nuestra infraestructura en un cluster de máquinas virtuales. Vivimos cada migración de lenguajes, bases de datos, frameworks, tecnologías de backup y redes. Sin contar con el sopote a los cambiantes sistemas de escritorio.

Amamos el cambio, vivimos del cambio, y nuestro odio hacia systed nada tiene que ver con el cambio.

¿Qué es más importante?

GNU/Linux es el SO más utilizado en el terreno de los servidores desde que nació Internet. Siempre tuvo la mayor cuota de mercado gracias a Apache y la explosión de las .com. En el escritorio siempre fue, y es en la actualidad: irrelevante. La gran mayoria de los usuarios de escritorio sigue eligiendo Windows y OS X por sobre distribuciones GNU/Linux. Entonces, con la imposición de systemd (sus falencias técnicas y su polémica) le han hecho un daño a GNU/Linux donde siempre fue y es más fuerte: el terreno de los servidores, que son muchos y es justamente donde se mueve el dinero. Porque nadie gana dinero con una distribución de escritorio, pero sí mucho con servidores.

Hablando de FUD

(Qué bonito es utilizar estos acrónimos en inglés tan cool, como para hacer creer que sé de qué estoy hablando.) Muchos piensan que los argumentos de los detractores de systemd son mero FUD (fear, uncertainty and doubt que significa "miedo, incerteza y duda" en inglés). En cuanto a mí respecta, tienen toda la razón: yo tengo miedo de que la adopción de systemd se siga expandiendo, incerteza de saber si quedará alguna distribución GNU/Linux libre de systemd, y duda de seguir perdiendo el tiempo con GNU/Linux o migrar de una vez por todas a FreeBSD.

La realidad es que a mí me importa un bledo qué sistema de inicio por defecto decidan utilizar las distribuciones. Simplemente quiero tener la posibilidad de poder elegir otro sistema de inicio. Lo que nos lleva al siguiente párrafo: libertad de elección.

Política, control y libertad de elección

Luego de haber madurado el asunto he llegado a la conclusión de que lo más peligroso de systemd no son sus falencias técnicas sino su alto nivel de intrusión e infección. Intrusión porque cada vez abarca más componentes y tareas que antes eran propias de otros sistemas. Y decidí utilizar la palabra infección porque creo que es la que mejor describe a la forma en que la mayoría de las distribuciones han adoptado a systemd.

Yo no quiero obligar a nadie a usar System V, si alguien quiere utilizar systemd lo felicito y estoy dispuesto a ayudarle en lo que pueda. Pero que me dejen a mi tener la posibilidad de elegir otro sistema de inicio. ¿Por qué me quieren forzar a usar systemd? ¿Por qué quieren coartar mi libertad de elección?

La razón es claramente política. Red Hat, la empresa que patrocina el desarrollo de systemd, tiene serias intenciones de controlar el destino de la comunidad GNU/Linux a través de un componente crítico. Claro, el componente más crítico del sistema es el kernel: Linux, y Red Hat vaya si ha intentado controlarlo (si no ha podido es gracias a Linus). Entonces la solución fue desarrollar un "segundo kernel", un elemento que sea casi tan indispensable como el mismísimo kernel, para de esta forma poder dominar y someter a la comunidad.

En este punto muchos me podrán retrucar: "bueno, si no te gusta systemd, no lo uses". Y es cierto. Pero la realidad es que hoy en día quedan muy pocas distribuciones libres de systemd, principalmente porque el entorno de escritorio más utilizado, GNOME, se ha vuelto dependiente de systemd. Pero, ¿por qué un entorno de escritorio debería depender de un sistema de inicio? Es como pretender que un servicio dependa de un formato de sistema de archivos en particular, imagínense si Apache sólo se pudiese utilizar sobre un filesystem XFS.

Para esta pregunta hay dos respuestas, la respuesta inocente y bien pensada sería decir que la portabilidad de GNOME es desastrosa y la compatibilidad de systemd con otros sistemas de inicio paupérrima. En cambio, la otra respuesta sería pensar que la dependencia de systemd es forzada, para imponer suy adopción.

Las cuestiones técnicas han pasado a un segundo plano

A esta altura podría pensar que el desarrollo de systemd puede haber mejorado y tener grandes bondades respecto a System V. Pero el haber acabado con la libertad de elección, haber forzado a que distribuciones como Debian dejen al usuario de lado (en contra de sus principios), y haber sometido a la comunidad, son aspectos muchísimo más graves que los técnicos.

La fractura en la comunidad y el daño irreparable a GNU/Linux

Por último, es innegable que gracias a Lennart Poettering hoy más que nunca FreeBSD está en la boca de todos. Y esto es a costa de GNU/Linux, no son administradores Windows los que están hablando de FreeBSD, son administradores (y muchos a esta altura ex-administradores) de sistemas GNU/Linux.

GNU/Linux ha perdido usuarios, y esto es un hecho. Allá quien piense que un sistema puede crecer teniendo menos usuarios.

 

Fuente: linuxito

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