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Abríamos la semana pasada la información con la nota de que nos podemos ir olvidando de los eventos presenciales a corto plazo «yo diría que lo que resta de año» por culpa del maldito coronavirus, pero no podíamos prever que la situación llegaría a ser tan terrible. Así es al menos en España, desde donde publicamos nuestro blog.

Lo curioso del caso es, y solo falta mirar el comentario más votado en el artículo enlazado para cerciorarse de ello, que mucha gente todavía no entiende el nivel de alarma que se ha creado en torno al COVID-19… ¿O ya se entiende? Porque en estos siete días han pasado muchas cosas y si vivís en España lo sabéis bien. Si nos leéis desde fuera, os damos el mismo consejo que los italianos nos dieron a nosotros: no os lo toméis a broma. No es una broma.

Sobre ese comentario, lo rescato íntegro porque no es insensato, sino todo lo contrario. Decía este lector que no entiende el desmadre de la situación cuando se trata de «un virus, cuyos síntomas más comunes son los de un resfriado suave (siendo el peor de los casos una neumonía, pero acotado solo a casos de personas muy ancianas, bebés o con sistema inmunitario débil) que tiene una tasa de mortalidad inferior al 2% (más baja de la gripe común) tenga al mundo al borde del colapso… Por lo que estoy viendo que el peligro más grande para la humanidad en caso de una pandemia no es el virus que la cause, sino el pánico y la histeria colectiva.»

No dice nada disparatado, pero desafortunadamente la realidad es algo más complicada: primero, porque se trata de un virus que aún no se conoce bien y que debe ser estudiado para preparar tratamientos y vacunas efectivos; segundo, porque se trata de un virus mucho más contagioso que la gripe común, como se está viendo cada día en las zonas afectadas; y tercero y más importante, porque su tasa de mortalidad está creciendo precisamente a causa de lo contagioso que es, pues los medios para atender a los enfermos son limitados y por ejemplo en Italia, pero también en España, los centros hospitalarios ya han cedido al triaje, que llevado a sus últimas consecuencias va a dejar un reguero de muertes considerable.

Para que os hagáis una idea, la letalidad del virus, de en torno al 3% cuando el paciente puede ser tratado, alcanza en Italia casi el 6% estos días. En España por nuestra parte estamos rozando los 10 000 infectados y superando los 300 muertos, y no son cifras en tiempo real, se dan con un desfase de hasta cuatro días en algunos casos. Así que imaginaos la dimensión de la tragedia.

Que sí: que la gripe común mató el año pasado solo en España más de que lo que ha matado el COVID-19 en todo el mundo (o más o menos lo mismo, contabilizando las bajas conocidas a día de hoy). Pero esto solo acaba de empezar y, como decía el lector, «el peligro más grande para la humanidad en caso de una pandemia no es el virus que la cause, sino el pánico y la histeria colectiva». Y se está demostrando cierto, con gente desoyendo las recomendaciones y dejando las zonas más afectadas para trasladarse a otras, intentando huir del contagio sin conseguirlo pero extendiendo la infección; o acaparando alimentos y productos de primera necesidad cual buitres carroñeros sin alma.

Por suerte lo del sálvese quien pueda ha terminado de golpe con el estado de alarma. Por eso, y porque los días que vienen van a ser difíciles, me ha resultado imposible no publicar algo al respecto, por más que os lo sepáis de memoria porque tenemos coronavirus hasta en la sopa (y que no sea literal). La cuestión ahora no es evitar el contagio, sino retrasarlo todo lo posible para evitar la saturación de los servicios sanitarios, el triaje y que esta maldita situación se alargue en el tiempo más de lo asumible.

No solemos salirnos de los temas que nos competen, pero si había una excepción, es esta. Dicho lo cual, seguimos con lo nuestro, en estado de alarma y confinados en casa, pero trabajando como siempre… mientras la conexión aguante. ¡Ánimo a todos!

 

Fuente: muylinux

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