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Llevo unos doce o trece años como usuario de GNU/Linux, y desde hace siete, con Debian como distro principal. Le he cogido el tranquillo, es muy sólida y no suele dar problemas. Pero la curiosidad mata al hombre, y al final decidí probar con Arch. La verdad, me sorprendió su rendimiento, mi viejo portátil volvió a la “vida”, y eso me llevó a la siguiente reflexión, si no sería mejor que las distros viniesen por defecto con lo básico, sin aplicaciones. Así no sobrecargamos el sistema con programas que no usamos, y, lógicamente, ganaríamos en rendimiento. De momento, la solución pasa por instalar solo el sistema base, algo que pocos hacemos, y visto lo visto, deberíamos.

Sirva como ejemplo, Windows. Instalas el sistema y después las aplicaciones que necesites. Creo que es lo único bueno del sistema, je je. No entiendo como desde un principio optamos por darlo todo masticado, con sobrecargar nuestras distros con aplicaciones que no usamos. Carece de lógica, no es buena idea, o al menos a mi no me lo parece. Aun así, entiendo el motivo, “listo para usar”, aunque paradójicamente, no uses ni la mitad de lo instalado.

Aun reconociendo la inutilidad de este post, una verdadera pérdida de tiempo, sentí la necesidad de compartir mi reflexión con todos ustedes. Supongo que no es nada nuevo, creo que en algún momento a todos se nos ha pasado por la cabeza algo parecido. Ignoro lo que podemos hacer como usuarios, pues generalmente no se nos toma en cuenta. Se nos ofrece un “menú” de distros, eliges, y listo. A eso se reduce nuestro papel y, en cierta medida, parece lógico.

Me gustaría que os sumaseis al debate de ideas, nunca se sabe quien puede estar escuchando.

 

Fuente: linuxgnublog

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