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Backdoors, censura, spyware, limitación de derechos digitales vía DRM, en definitiva malware propietario diseñado para los tontos (“suckers”) del siglo XXI por empresas como Microsoft, Apple, Amazon o Google, son algunas de las cosas que denuncia Richard Stallman en un artículo firmado en The Guardian.

El amigo Richard se remonta a 1983 cuando inició el movimiento del software libre y el malware era algo anecdótico en la computación, para compararlo con una realidad actual 30 años después mucho más orweliana, con programas diseñados para el espionaje del usuario.

La primera patada en la boca se la lleva Microsoft, al que acusa de sabotear la seguridad de los usuarios de Windows y echarse en brazos de la NSA integrando diversas puertas traseras desde su versión de Windows 98, debilitando la seguridad de programas como Skype y ofreciendo información privilegiada a la agencia norteamericana de sus vulnerabilidades de software antes de resolverlas.

Los sistemas de Apple, tanto para escritorio (OS X) como sistemas móviles (iOS) tampoco se quedan atrás, ya que según Stallman tienen barra libre para acceder a los dispositivos de sus usuarios.

Lo mismo podríamos decir de Android (un sistema que tiene mucho de Linux y poco de GNU) y la capacidad de remover aplicaciones de sus usuarios de forma remota que tendría Google. Stallman también hace hincapié en el amplio ecosistema de aplicaciones no libres diseñadas para Android, que en realidad son malware.

Son argumentos que la mayoría ya hemos escuchado en muchas ocasiones por parte de Stallman (como ese famoso dicho de “los smartphones son el sueño de Stalin” que el ya utilizaba cuando muchos de nosotros todavía teníamos un ladrillo por móvil) pero en esta ocasión ha ido un poquito más allá y habla del peligro que suponen los nuevos dispositivos inteligentes que se conectan a internet y son capaces de filtrar información de sus usuarios.

Desde lectores de libros que filtran lo que estás leyendo, smartTVs capaces de registrar todo lo que les rodea, coches “demasiado inteligentes” que se niegan a arrancar, e incluso muñecas Barbies capaces de responder a las preguntas de los niños mediante sus programas de reconocimiento de voz, pero que transmiten conversaciones de forma remota a terceros para su procesamiento (ahí Stallman exagera un poco…no todas las Barbies son productos de Satán, de hecho hay algunas que están bastante bien, como esta)

¿Deberíamos confiar en “un internet de las cosas” con software privativo? La respuesta de Richard es tajante:

Don’t be an ass

Si queréis leer el artículo completo del Sr. Stallman y ver que nos aconseja para resistir ese imperio del malware que se encarna en el software privativo, tan solo tenéis que pasar por The Guardian.

 

Imagen: Anders Brenna (CC BY 3.0 NO)

Fuente: lamiradadelreplicante

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