Una de las quejas más habituales respecto a Android es la falta de soporte a medio plazo y la fragmentación que rodea al sistema, con millones de móviles funcionando en un sistema operativo atrapado en el pasado. La decisión de extender el soporte del Linux LTS Kernel de 2 a 6 años va a contribuir a paliar eso, además de dotar de una plataforma más estable y consistente para el trabajo de los desarrolladores.
De la fábrica del kernel a la del dispositivo
Todos los dispositivos Android están basados en un kernel de tipo LTS (Long Term Support). Una vez Torvalds da el visto bueno y se produce el lanzamiento de una nueva versión del núcleo LTS, los fabricantes de chips no lo implementan inmediatamente. Son precisos meses de trabajo para incluirlo en los SoCs (System on Chip) que impulsan el sistema.
A eso le tenemos que añadir las capas de personalización, en función de la marca (Samsung, Huawei, Motorola, etc) y el mercado al que los diferentes dispositivos van dirigidos. Además de todo el proceso de certificación y distribución.
Cuando llega al consumidor, lo habitual es que ese Kernel que cuando salió tenía un soporte extendido de un par de años, apenas le quede –con suerte– un año del mismo. Como resultado las actualizaciones no cubren el ciclo de vida del aparato, quedando desvalido ante cualquier tipo de vulnerabilidad crítica e incapaz de resolver bugs relativos al núcleo.
Séis años de soporte para la rama LTS del Kernel
La semana pasada se anuncio en la conferencia Linaro Connect que Linux 4.4 –liberado en enero de 2016 y con procesadores como el Snapdragon 835, que ya ejecutan dicha versión– sería el primer kernel de tipo LTS en disfrutar de ese tipo de soporte. El cual alcanzaría hasta el año 2022.
Es algo que se hizo de acuerdo con Greg Kroah-Hartman, el desarrollador responsable de mantener la versión LTS del kernel. Esto también se aplicará en el próximo Linux 4.14 LTS que ahora está finalizando su desarrollo (está siendo una “painful release” según Torvalds, en parte por ser de soporte extendido) y que contará con soporte hasta finales de 2023.
Ello contribuirá a que los fabricantes puedan extender el soporte de sus dispositivos, siempre que así lo deseen (como referencia la propia Google esta ofreciendo 2 años de actualización del sistema en sus móviles Pixel y un año más de parches de seguridad).
En este punto, señalar que Android 8.0 Oreo implementa por primera vez el Proyecto Treble. El objetivo es facilitar la actualización de los fabricantes (OEM’s) a nuevas versiones del sistema, separando todo lo posible la implementación propia que hace el fabricante –que ahora contará con una nueva interfaz, para acceder a partes específicas del hardware–, respecto del código de Android.
Beneficioso para el conjunto de distribuciones GNU/Linux
Volvamos al kernel, que sería una pieza más en todo ese rompecabezas de actualizaciones. Destacar que aunque sobre todo son buenas noticias para Android, los dispositivos móviles o incluso el internet de las cosas (siempre que los fabricantes de equipos realmente impulsen esas actualizaciones), también lo es para el conjunto de distribuciones GNU/Linux, tanto de escritorio como para servidores.
Pero por diferentes motivos. Hasta ahora no existía demasiado problema en ese aspecto, ya que muchas distribuciones como Debian, SUSE o Oracle Linux colaboraban manteniendo diversas ramas del kernel. En este caso el soporte upstream les va a liberar de bastante trabajo, por lo menos durante los 6 primeros años, unas energías que podrán dedicar a otros proyectos.
Fuente: lamiradadelreplicante