Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

Estaba pensando en hacer un análisis al uso de Ubuntu 13.04, pero para qué, si básicamente consiste en explicar lo mismo de siempre. Me lo ahorro (o me lo reservo para la próxima LTS, que es la que interesa) recomendando a cambio un excelente artículo publicado en LSDH (La sombra del helicóptero) con el que coincido casi plenamente: para mí sí hay una importante mejora en el rendimiento de Unity respecto a Ubuntu 12.04, que no de estabilidad (si no me ha salido una veintena de veces el aviso de error por una u otra causa no me ha salido ninguna), y de seguir utilizando los controladores libres de ATI mi equipo habría quedado reducido a cenizas. Pero sí, Unity ha mejorado hasta un punto más que aceptable. Es, de hecho, una experiencia que comienza a disfrutarse. Sin embargo, Ubuntu tiene un problema de fondo que no se llama Unity, se llama GNOME, o, mejor, GTK+. Que no tiene por qué ser un problema para mucha gente, claro. Pero, ¿qué hace un ‘kdeero’ que se pierde en ‘Gtkland’? Sufrir, al principio. Al final… Vamos a verlo.

Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

Conste que “esto” va de aplicaciones, y sobra decir que en Ubuntu puedo utilizar cualquier aplicación KDE, pero perdería mucho la gracia la experiencia, que en Firefox y LibreOffice tiene a sus más brillantes exponentes. Abrir el navegador de archivos, el renovado y rebautizado Nautilus, que ahora se llama Files, Archivos en español, es diferente. Compararlo con Dolphin sería muy injusto. Aun así, creo que ya que la falta de configuración ha sido por norma uno de sus puntos flacos, ahora por lo menos la interfaz es más agradable y coherente a la vista, aunque siga perdiendo opciones con cada versión. Digamos que me conformo con “Archivos”, no me sale a cuenta instalar Thunar o PCManFM.

Lo siguiente que abro es el reproductor de música, que yo no puedo estar sin un guitarreo de fondo, y me encuentro con la arcaica interfaz de Rhythmbox, que por lo demás cumple bien con su función y con mis necesidades, principalmente escuchar mi colección de música local, listas de reproducción, radio y podcast. Teniendo esos requisitos en mente podría probar con Banshee, pero es el mismo perro con distinto collar, solo que el collar pesa mucho más y un mono tira de él. Total, hay que buscar alternativas, aunque no cumplan del todo.

Para empezar me quedo con Audacious en su encarnación GTK, ligero y muy competente, pero la radio y los podcasts, por lo que he podido comprobar (a ver si hay suerte y alguien me corrige) son, respectivamente, características poco cómodas o imposibles de encontrar en este reproductor. Le doy entonces la oportunidad a Nightingale y Miro, ambos con nueva versión hace poco, pero tampoco me convencen: uno (Miro) porque es “demasiado” -en la totalidad de la expresión- y el otro (Nightingale) porque no reafirma las buenas sensaciones del otro día.

Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

En este punto hay que reconocer que la killer app se la lleva KDE con Amarok, y en segundo lugar estaría otra aplicación Qt como es Clementine. Hay bastantes reproductores / gestores de música decentes para GTK+, pero al que no le falla una cosa le falla otra. Después de probar Exaile -que sigue siendo de los mejores-, gmusicbrowser y Quod Libet, vuelvo a Audacious, al menos por el momento. A excepción de éste, el que más me ha convencido ha sido Rhythmbox, mire usted.

Si me gusta la música también lo hace el cine y las series, así que lo siguiente a cubrir es el reproductor de vídeo, y aquí no hay nada que hacer. A mí me sacas de SMplayer y me pierdo, por lo que no busco alternativa donde, según tengo entendido, no la hay. A ver si un día hablo sobre SMplayer porque me da la sensación de que muchos usuarios están “desde siempre” con VLC (gran estardarte del Open Source, también Qt) y la “careta” más famosa de Mplayer no tiene nada que envidiarle.

Tras los archivos, la música y el vídeo es el turno de buscar un buen visor / gestor de imágenes. Nada muy complicado, pero lo más similar posible a Gwenview, que es al que estoy acostumbrado y cumple con todas mis exigencias. Por defecto Ubuntu tiene a Eye of Gnome (ahora “Visor de imágenes”) como visor sencillo y a Shotwell como gestor. En mi opinión, el primero es lento y pesado para lo que ofrece, el segundo más sencillo que el mecanismo de un botijo, lo que no es negativo siempre que me ofrezca lo que necesito, que no lo hace.

Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

Si solo buscase un visor elegiría GPicView, herramienta predeterminada del escritorio LXDE, ligero, con buena apariencia y unas pocas más de las opciones justas, pero como me queda muy corto he encontrado un buen reemplazo en gThumb. No es el más rápido del Oeste, pero cumple con su cometido. Con esto me quedo casi a gusto.

No tengo tanta suerte con el editor de textos, gedit. En comparación con KWrite palidece, en comparación con Kate se desvanece. Algo mejora con la instalación (¡paquete obligatorio!) de gedit-plugins, pero sigue sin llegar. Otro socavón en mi camino, porque todo lo que encuentro es, o editores de texto plano de similares características, o aplicaciones dirigidas a desarrollo puro y duro, y lo uno se queda corto y lo otro se pasa. ¿Algo así como Kate o Notepad++ no hay? A ver si me descubrís algo que con esto también ando un poco perdido. Mientras tanto, intentaré aguantar con el bicho.

Un paso más en la búsqueda del conjunto de aplicaciones GTK+ idóneo es el lector de noticias, o lo que es lo mismo, sustituir a Akregator con Liferea. Y salvo algún pequeño detalle más molesto que importante, la verdad es que no tengo queja. Podría probar algún otro, pero no necesito más (por pedir, un remozado de cara a lo Lightread no le vendría mal, lo mismo para Akregator).

Continuamos entre valles y montañas con las aplicaciones sociales, aunque en este punto tal vez me podáis ayudar también. Y es que lo de la integración de las cuentas en línea en Ubuntu está muy bien, pero ¿de qué sirven las webapps? ¿De qué sirve tener un botonazo que abra una nueva ventana con Gmail, Twitter, o ni siquiera eso? ¿De verdad esto son aplicaciones de “primera clase” como se dijo en su momento? Porque a mí no me lo parece.

Corremos un tupido velo y nos vamos a las aplicaciones de escritorio, donde no brilla nada. Entre otras cosas, porque nada viene instalado por defecto. Ubuntu deja de lado al monstruo Gwibber pero no incluye ningún sustituto. En un principio me conformo con un cliente de microblogging que funcione con Identi.ca, Twitter y soporte multicuenta, y lo mejor que encuentro es Turpial. Pero me da muchos fallos. Por curiosidad pruebo también con Friends, pero está muy verde (eso sí, ojo con la velocidad e integración con Unity; promete); lo mismo con Hotot, que no tiene mala pinta pero de nuevo está a medio cocer… y lleva así desde hace casi un año (igual que su versión Qt). Al final, estoy a ver si soluciono mis problemas con Turpial, porque Polly, un más que interesante cliente al estilo TweetDeck que cumple con casi todo lo que necesito (muy al estilo TweetDeck), solo funciona con Twitter.

Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

No sumamos Facebook u otras redes sociales a la ecuación porque entonces sí que se pone el asunto turbio. Pero igual pasa en KDE en estos términos. A excepción de Choqok, que sigue siendo de lo mejor a pesar del poco movimiento que ha tenido últimamente, hay que montarse un “Frankenstein” para controlarlo todo. Podríamos incluir a Windows también en este saco, ya que estamos. En otras palabras, en esto de las aplicaciones sociales y su integración en el escritorio, deben mejorar todos.

Otra pieza fundamental que no podía faltar en esta comparativa es la mensajería instantánea. No obstante, Empathy siempre ha ido por delante, es muy cómodo de utilizar. No hace falta nada más. Que de faltar, ahí está Pidgin. Ahora, quiero darle la vuelta a la tortilla para mencionar la importante mejora de KDE Telepathy 0.6, que salió hace unas semanas (una noticia que se nos pasó) y que ya poco tiene que envidiar al pionero. De hecho, fue esta última versión la que me hizo abandonar definitivamente a Kopete, el que ha sido mi mensajero desde que comencé a utilizar Linux, nada menos (Nota: no utilizo cliente de correo electrónico, eso me lo salto, pero de hacerlo seguiría apostando por Thunderbird).

¿Qué nos quedaría por cubrir para completar un conjunto de aplicaciones básicas “a la altura” de un buen ‘kdeero’ (sin contar con herramientas específicas)? En mi caso, que soy de usos sencillos, podría incluir a Ktorrent, que no es que sea mejor ni peor que Transmission (también tiene con versión Qt), pero me resulta muy cómodo buscar directamente desde la aplicación que, dicho sea de paso, es realmente completa (hablo de KTorrent). En cualquier caso, Transmission hace su papel con diligencia, me gusta.

Las tribulaciones de un kdeero en Gtkland (o aplicaciones GTK vs KDE)

Para terminar, faltaría dar punta a los detalles que me dan la funcionalidad a la que estoy acostumbrado en KDE (seguimos hablando solo de herramientas). Unos ejemplos a bote pronto serían: gestor de portapapeles, que aunque no hay ninguno que alcance a Klipper, Parcellite o ClipIt pueden solucionar la papeleta; Seahorse para gestionar mis claves y contraseñas; un capturador de pantalla, la terminal… Cada cual tendrá sus necesidades, evidentemente.

Es posible que este artículo, escrito en un momento en el que muchos parecen haber fijado su guarida en KDE tras huir más de ‘Gnomeland’ que de ‘Gtkland’, debiera haberse hecho al revés, es decir, recomendando alternativas KDE a las aplicaciones que esos usuarios utilizaban en Ubuntu o cualquier entorno de escritorio basado en las GTK+, pero como estoy ahora haciendo el camino inverso… Mejor experiencias de primera mano, ¿no? En cualquier caso, solo hay que darle la vuelta al texto para encontrar unas pocas de las alternativas KDE. Y me quedo en las aplicaciones más a o menos básicas, no vamos a ponernos también con el no poder configurar las cosas como se quiera a nivel escritorio, porque no hay mucho que añadir a lo que ya se sabe: salvo honrosas excepciones, siempre hay escasez de opciones… y GUIs un poco toscas (de esto tampoco se libra Qt /  KDE per se, ojo).

Recapitulando, no quedo del todo contento con el cambio de aplicaciones de un escritorio a otro, aunque finalmente la única pieza del puzzle que me he visto imposible sustituir ha sido, curiosamente, algo tan secundario como un reproductor de vídeo. Me doy con un canto en los dientes. Por otra parte, el flujo de trabajo que se puede conseguir con Unity me parece aceptable, dejando una sensación general bastante positiva en conjunto.

Quede este tocho, pues, como puro divertimento friki nada más, pues nada más pretendo. Si acaso, descubrir alguna alternativa de las que yacen en los repositorios de casi todas las distros, aunque lo dudo (me quedo en al superficie que si no esto no acaba nunca). Lo curioso es que si bien cada ‘kdeero’ es un mundo en lo que a configuración de escritorio concierne, en las aplicaciones fundamentales se coincide más. Como apunte final, dudo que un usuario experimentado de KDE se plantee abandonarlo, yo al menos no lo hago, pero Ubuntu / Unity, al que he usado como ejemplo en esta entrada, me ha gustado, y como viene con equipaje GTK+, a eso me he ceñido.

 

Fuente: muylinux

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