Entre-distros-rolling

Las actualizaciones son -casi- siempre una buena cosa. Por un lado, puedes recibir correcciones de seguridad de un programa, o novedades que esa aplicación ha implementado. Es por ello, sobre todo por el primer punto, que debemos de tener nuestro sistema siempre actualizado.

Hay distribuciones que las novedades las aparcan a un lado y sólo actualizan correcciones de seguridad, como es el caso de Debian. También existen distros cuyas actualizaciones son constantes, como por ejemplo, Arch GNU/Linux y ofrecen tanto parches de seguridad como paquetes nuevos. Y por último están las distribuciones semi-rolling, que se actualizan con relativa frecuencia, como Kaos y Ubuntu.

Siempre tengo que dejar claro que este blog es personal y no busca una neutralidad, porque no es un medio informativo -aunque en verdad en los medios informativos la neutralidad siempre está ausente- sino que vierto mis opiniones.

Soy usuario común de distribuciones rolling o en todo caso, semi-rolling, jamás de sistemas estables como Debian y derivadas, ¿por qué?

Lo que más me gusta de Debian es su contrato social. Al igual que lo que menos me gusta de Arch es su principio KISS. Debian es la mejor distribución GNU/Linux para entornos de producción y servidores por su fortaleza y estabilidad, pero si te gusta usar aplicaciones actualizadas con nuevos aportes, olvídate. Desde el navegador web hasta un programa como Audacity, tienes que apañarte con versiones antiguas. Estables, sí, pero lo que ganas en estabilidad, pierdes en innovaciones. Claro, podrías introducir el repositorio Testing o Inestable y quizás obtener algo más nuevo, pero ya no hablaríamos de Debian Estable. También tienes la opción de compilar lo más nuevo.

Siempre puedes preferir usar programas probadamente estables como los de Debian en un escritorio porque no confíes en una aplicación actualizada. Eso es completamente respetable.

Por otro lado tenemos a las distribuciones rolling release como Arch, Slackware o Gentoo. Son distros más difíciles de instalar, usar y mantener pero por regla general, suelen ser más rápidas que las estables y sobre todo más actualizadas.

Esto es un dilema para el usuario, ¿prefiere lo viejo pero estable o lo más nuevo pero quizás no tan estable? Aquí la fama se la lleva Debian, pues es rarísimo que falle algo. Pero tengo que hacer una puntualización: En los años que llevo usando distros Arch, jamás he conocido un cierre inesperado o un error interno en una aplicación. He leído que algunos usuarios han tenido problemas con la actualización de su controlador de tarjeta gráfica y han puesto a parir a Arch, pero eso no es exclusivo de las distros rolling. Al menos lo he vivido con Fedora y OpenSUSE, que no son precisamente rolling -exceptuando a Tumbleweed-.

Como alternativa a una Debian o una Arch, tenemos las distribuciones semi-rolling como Kaos, Tromjaro o Ubuntu. Todas ellas tienen un sistema de paquetes que se actualizan con frecuencia pero algo más probados y no frenéticamente como Arch. Son actualizaciones más pausadas, por lo que pueden resultar idóneas para la mayoría de usuarios que no se decantan por los programas antiguos ni los más nuevos.

Yo, como dije más arriba, siempre uso distros rolling o semi. Me gusta tener las aplicaciones actualizadas, no quiero perderme las implementaciones que los desarrolladores introducen. Por ejemplo, KDE Plasma, ¿merece la pena tener la versión 5.14 en lugar de la 5.16? Claro, habemos gente para todo, pero en innegable que la mayoría tendemos a usar lo más nuevo y así disfrutar de las novedades.

 

Fuente: maslinux

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