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Desde hace dos semanas está con nosotros Ubuntu 17.10, una versión que no es una más, sino que supone todo un reinicio (aparte del abecedario) para la distribución GNU/Linux más popular, pudiéndose destacar el cambio de Unity a GNOME Shell.

Pocos días después de su aparición decidí instalar Ubuntu 17.10 en mi viejo portátil Toshiba, que curiosamente cumple este mes diez años desde el momento en que me lo compré. Antes de entrar en detalles sobre las impresiones que me ha dado este sistema operativo, voy a mencionar las características básicas del ordenador utilizado:

  • Modelo: Toshiba Satellite Pro P200.
  • CPU: Intel Core 2 Duo T7300 a 2GHz.
  • GPU: ATI Mobility Radeon HD 2600 (identificada como AMD® Rv630 por el driver libre Radeon).
  • 4GB de RAM DDR2 a 667MHz.
  • Almacenamiento: SSD Samsung 850 EVO de 500GB.

Caracteristicas-del-portatil-Toshiba-Satellite-Pro-P200-desde-Ubuntu-17-10

Como se puede comprobar, se trata de un hardware antiguo y la verdad es que anda un poco justo para hacer funcionar GNOME Shell. Sin embargo, llevo bastante tiempo enganchado a este entorno de escritorio y no me veo cambiándolo, aunque en el netbook Atom sí he tenido que resignarme y conformarme con XFCE.

Antes de entrar en detalles, desde MuyLinux dejaremos claro que este no es un análisis en profundidad, sino que se centrará en los aspectos más superficiales del entorno de escritorio, sobre todo en su desempeño y en cómo responden los componentes que Canonical ha añadido a GNOME Shell.

Gran respuesta en general

Se nota que Canonical ha trabajado mucho en el desempeño de GNOME, ya que sobre mi viejo portátil responde muy bien. Aunque aquí el SSD ayuda un poco, la cantidad de RAM (algo escasa), la vieja CPU y una GPU pobremente soportada tendrían que impactar negativamente en el rendimiento, pero me encuentro posiblemente con la implementación de GNOME Shell que mejor responde de todas los que he probado.

Me resulta difícil de creer que estemos ante un sistema operativo de 2017 ejecutado sobre un ordenador de 2007, aunque reconozco que tengo instalado el microcódigo de Intel para ayudar al rendimiento de la CPU. A falta de instalar todos los componentes que uso para programar, para un uso básico y producción ligera esta versión de Ubuntu se ha mostrado perfecta para ordenadores antiguos, y no me quiero imaginar en caso de haber tenido una HD4000 en lugar de una HD2000, generación a partir de la cual el driver Radeon empezó a aprovechar mejor las gráficas de la difunta marca ATI.

Eso sí, después de configurar todas mis cosas (cambiando Thunderbird por Evolution), el sistema me ocupa unos 1,2GB de RAM recién arrancado, así que sería recomendable la utilización de otro entorno de escritorio (incluso cabría Plasma 5) para aquellas personas que tengan que realizar tareas pesadas sobre 4GB de RAM. Por mi parte, este portátil Toshiba no es una herramienta crítica de producción, así que me permito el lujo de tenerlo así y cambiarle el sistema cada poco tiempo.

Wayland, un obstáculo a salvar

En mi opinión, hecho de que Ubuntu no haya adoptado Wayland de forma oficial hasta ahora ha lastrado el impulso de este protocolo de servicios gráficos. Además de la gran cantidad de aplicaciones que no son compatibles, entre las cuales se puede destacar las de screencast, también he visto que el gestor de paquetes Synaptic, una herramienta crítica para las personas que usan distribuciones basadas en Debian, tampoco es capaz de iniciarse.

Synaptic-no-se-inicia-en-Ubuntu-17-10

La experiencia con Wayland en general tampoco es la mejor que he tenido, de hecho no noto una mayor suavidad frente a Xorg (o la mejora es tan escasa que no la aprecio), cosa que sí percibí de forma notable con otras distribuciones como Fedora y Manjaro GNOME.

Canonical tiene medios para levantar su desventaja en la implementación de esta tecnología, pero por otro lado quedan pocos meses para el lanzamiento de Ubuntu 18.04 y no parece que las aplicaciones de terceros vayan a soportar Wayland correctamente cuando llegue el momento, así que habrá que ver si el protocolo de servicios gráficos por fin se consolida como un estándar en el lanzamiento de la versión 20.04.

Nota para el proceso de ‘unitización’ de GNOME: 4,5 sobre 10

Hay que reconocerlo, Canonical ha respetado bastante los resultados de la encuesta que hizo hace unos meses y ha entregado lo que los usuarios han elegido por mayoría, todo en un proceso que resultó bastante sorprendente viendo la política de la empresa dirigida por Mark Shuttleworth.

Salvando HUD, que apunta a haber desaparecido para siempre, el impacto de la transición de Unity a GNOME Shell no es grande y los usuarios se adaptarán al poco tiempo. Sin embargo, hay ciertas cosas que no terminan de encajar o funcionar del todo.

En primer lugar la adaptación del tema Ambiance es un poco chapucera, se aprecia demasiado que es un parche y en algunas cosas como las barras superiores se nota, ya que su tamaño varía según la aplicación abierta, mientras que en Unity todo es homogéneo. Luego ciertos elementos se ven algo cutres, como por ejemplo el botón verde que sale cuando se quiere sobreescribir un fichero con Nautilus. Aunque no está mal encaminada, la adaptación de Ambiance a GNOME Shell todavía necesita más trabajo, pero parece que Canonical ya ha optado por otra vía.

La nueva área de notificación, basada en KStatusNotifier, no está del todo depurada. Aunque con Transmission funciona correctamente, los iconos de las aplicaciones de terceros se ven diminutos, resultando difíciles de ver e incluso ilegibles en caso de mostrar algún dato. Mención especial merece aquí Telegram Desktop, aplicación que pierde inexplicablemente su icono en el área de notificación, forzando al usuario a tener que cerrarla mediante gnome-system-monitor. Tras todo lo dicho, tengo que reconocer que no tengo claro si el tema los de los iconos pequeños es por culpa de Ubuntu o bien de las aplicaciones de terceros.

Iconos-pequenos-en-el-area-de-notificacion-de-Ubuntu-17-10

Por su parte, Ubuntu Dock tiene buena pinta, pero también muestra carencias frente a su equivalente de Unity. Lo que más echo de menos es poder enviar ficheros a una conversación de Telegram Desktop arrastrando, cosa que en Unity hacía arrastrando primero hacia el icono de la aplicación y luego hacia la conversación. En GNOME Shell vanilla tenía otra vía, que se basaba en estrellar el fichero en la esquina superior izquierda y luego hacia la ventana de la aplicación. Sin embargo, en el GNOME Shell de Ubuntu no funciona lo uno ni otro, por lo que me veo forzado a hacerlo todo desde la opción de enviar fichero de Telegram Desktop.

Para los que vienen de Unity, otro aspecto a tener en cuenta es Nautilus. A pesar de ciertas modificaciones introducidas por Canonical, básicamente es ahora la versión estándar, lo que posiblemente no guste a muchos usuarios. Yo hace tiempo que me enamoré de su enfoque súper simplificado, que lo hace muy rápido de usar, sobre todo cuando te pones a buscar ficheros.

Otra cosa que posiblemente muchos echen de menos sea Global Menú, una característica “tomada prestada” de macOS. Personalmente, yo prefiero las cosas como están ahora, las veo más ordenadas con un menú por ventana. Por otro lado, Global Menú nunca terminó de convencerme.

[Actualización del 11 de noviembre a las 0:00 aproximadamente]

Para ejecutar Synaptic sobre Wayland hay que seguir la siguiente secuencia de comandos, que también sirve para otras aplicaciones que muestran el mismo problema, como el instalador oficial de NetBeans:

xhost +
sudo synaptic

O esta vía para poder ejecutar gksu:

xhost +SI:localuser:root

¡Gracias Manuel Gutierrez y Hugo!

Cómo usar GNOME Shell vanilla en Ubuntu 17.10

Aquellos que prefieran la experiencia vanilla de GNOME Shell pueden obtenerla instalando el siguiente paquete:

sudo apt-get install gnome-session

Después la sesión con GNOME tendría que aparecer en el gestor de sesiones gráfico GDM, con la posibilidad de elegir entre Wayland y Xorg como servidor gráfico.

Sinceramente, no sé qué interfaz es más productiva, porque a pesar de que Canonical corrige el único punto que no me convence de GNOME Shell, lo hace perdiendo una característica (la de arrastrar) que para mi es básica.

Ubuntu con GNOME, una buena base que necesita mejorar

Ubuntu ha vuelto a GNOME dejando un sabor agridulce. Por un lado tenemos un sistema bien optimizado y que ofrece una excelente respuesta, lo que muestra que Canonical ha trabajado muy en serio en el rendimiento, pero por otro los cambios introducidos se ven todavía inmaduros y mucho tendrán que mejorar para ofrecer una experiencia totalmente satisfactoria en la próxima LTS.

No son tantos los detalles a corregir, pero a Canonical le vendría bien ponerse manos a la obra para reducir aún más el impacto de la transición de Unity. Medios tiene y si se lo propone puede conseguirlo.

 

Fuente: muylinux

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