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Para los usuarios de Windows o Mac OS, el mundo Linux se antoja en muchos casos increíblemente confuso, gracias a las innumerables ‘versiones’ del sistema operativo (o, hablando correctamente, ‘distribuciones Linux‘) que se ofrecen al usuario, cada una de ellas diferenciada del resto por toda clase de diferencias funcionales y estéticas.

Pero este aparente caos constituye también la mayor fuerza de la comunidad linuxera, que puede disponer de sistemas adaptados a una amplia gama de necesidades.

Para este año, te recomendamos probar y seguir de cerca 4 distribuciones Linux en 2016:

Desde el año pasado, openSUSE (gratuita y mantenida por la comunidad) basa su desarrollo en su equivalente corporativo de pago, SUSE Linux Enterprise, lo que la dota de cimientos estables que la convierten en una alternativa seria para entornos empresariales (tanto en estaciones de trabajo como en servidores).

Una de las consecuencias de ello es que su ciclo de lanzamientos correrá parejo al de SLE y pasará de periodos de 8 meses a un año.

Los que teman sufrir una (leve) desactualización de paquetes de software como consecuencia de estos cambios pueden estar tranquilos, gracias a la existencia de una versión ‘rolling release’ de openSUSE denominada openSUSE Tumbleweed (mientras que la versión tradicional recibe Leap -‘Salto’- como apellido).

Otra buena noticia es que su legendaria herramienta de gestión YaST (Yet Another Setup Tool), un potente software que lleva años facilitando la vida de los usuarios y administradores de sistemas SUSE, ha sido rediseñada hace muy poco en la versión Tumbleweed, por lo que desembarcará en la versión Leap dentro de unos meses.

En definitiva, estamos ante una distribución Linux versátil y todoterreno, capaz de llevar la profesionalidad de su ‘hermana’ comercial hasta el equipo del usuario doméstico.

La distro revelación: Solus Ike Doherty clausuró hace dos años su proyecto SolusOS (un intento de crear un clon comunitario del Chome OS de Google), pero siguió dándole vueltas a varias ideas que había conseguido plasmar en aquella distribución de vida breve (y a otras que habían quedado en el tintero). Así, Solus 1.0 fue lanzado la última semana del año pasado, y es el resultado de un años y medio de trabajo por parte de Doherty y de otros 11 desarrolladores que se habían propuesto elaborar una nueva distribución de Linux desde cero, sin basarse en ninguna de las distribuciones de referencia como Debian o Red Hat. Por ello, Solus ofrece sus propias herramientas de software en campos como la gestión del escritorio (Budgie), o de los paquetes de instalación (eopkg).

Budgie se mueve en dirección contraria a la de los principales escritorios del entorno Linux (como Gnome, Plasma o Cinnamon) y apuesta claramente por el minimalismo.

El rey del escritorio: Linux Mint Cinnamon Edition Estamos ante una distro Linux que en los últimos tiempos ha sufrido grandes cambios… que le han sentado fenomenal: el antiguo Linux Mint era poco más que una versión personalizada al gusto del autor (Clem Lefebvre) de la última versión de Ubuntu, pero desde que ha pasado a basarse en Ubuntu LTS cuenta con una base sólida sobre la que el equipo de desarrollo puede centrarse en pulir los aspectos diferenciadores de Mint (como su numeroso software específico: MintAssistant, MintUpdate, MinstInstall, MintConfig…).

Mint Connamon destaca, ante todo, por su política de instalar-y-empezar-a-usar (lo que los anglosajones llaman out-of-the-box), requiriendo una intervención del usuario prácticamente nula para contar con un sistema operativo funcional, sin rastro alguno los problemas típicos de Linux (hasta hace no tanto) que espantaban a los usuarios medios procedentes de Windows. También su usabilidad se aleja del modelo Unity de Ubuntu para acercarse a algo más familiar para los conocedores del entorno de Microsoft.

La favorita de Edward Snowden: Tails Tails (nombre que procede del acrónimo de The Amnesic Incognito Live System) es una distribución basada en la clásica Debian GNU/Linux y preparada para ser usada en modo ‘live’, desde una unidad USB, una tarjeta SD o un DVD. Su elemento diferencial y razón de ser de la distribución es la protección del anonimato online. Su ‘target’, los hackers y ciberactivistas que se miran en el espejo de Edward Snowden (quien ha declarado en más de una ocasión que Tails es su distribución Linux favorita).

Tails ofrece un kernel y unas aplicaciones parcheados para aumentar la seguridad del sistema, así como integración con la tecnología Tor. Desde el lanzamiento de Tails 2.0 este mismo mes de enero, comprobamos que software habitual de Linux como Firefox o Thunderbird se ve en este caso sustituido por alternativas como Tor Browser (en su última versión: la 5.5) o Icedove. A nivel gráfico persigue un ‘look & feel’ deliberadamente retro, apostando por un escritorio GNOME Classic.

 

Más información: ticbeat

Fuente: somoslibres

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