Fedora 15, el análisis

La distribución ‘comunitaria’ Fedora es uno de los proyectos más solidos que existen en la actualidad en el mundo GNU/Linux. Su esponsorización por parte de Red Hat, la empresa más importante -con diferencia- del panorama Linux ha hecho que el desarrollo de Fedora se vuelva cada vez más interesante. De hecho, muchas de las características de Fedora acaban llegando a Red Hat Enterprise Linux, una distribución empresarial que sigue demostrando su validez en el entorno de la gran empresa.

Así pues, Fedora se convierte en un campo de pruebas perfecto para los ingenieros de Red Hat, que nos brindan junto a una nutrida comunidad de desarrolladores y usuarios una serie de versiones de una distribución que se sigue caracterizando por un aspecto: su apuesta por las tecnologías punta. Fedora 15, que se lanzó hace muy pocos días, no es una excepción, y de hecho ha sido la primera de las distribuciones del mercado GNU/Linux en dar el salto al entorno de escritorio GNOME 3 y a su interfaz de usuario, GNOME Shell.

Esta es sin duda la gran novedad de una distribución que aporta otras mejoras significativas que trataremos de explorar en un análisis que tiene una conclusión clara: Fedora 15, creemos, es un gran paso en la dirección adecuada, sobre todo teniendo en cuenta el radical cambio que ha sufrido la interfaz de usuario.

 


 

 

Instalación

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En Fedora 15 no hay grandes sorpresas en el asistente de instalación: una vez descargada una de las imágenes ISO disponibles -nosotros hemos trabajado con la imagen ISO del DVD para arquitecturas de 64 bits (descarga directa, torrent)- bastará con grabarla en un DVD o en una unidad de almacenamiento USB -un proceso que los desarrolladore explican a fondo en su documentación oficial-. A partir de ahí iniciaremos el ordenador con el DVD o la unidad USB conectada, y comenzará el proceso de instalación.

Si tenemos una versión anterior de Fedora instalada, el asistente nos preguntará si queremos actualizarla, algo que podréis hacer si lo consideráis oportuno. Sin embargo nosotros hemos optado por una instalación limpia en la que también teníamos el esquema de particionamiento más o menos preparado.

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De hecho, el proceso de instalación es bastante sencillo, aunque hay que tener en cuenta algunos apartados. El primero y más importante, el citado esquema de particionamiento, sobre todo si ya teníamos algún sistema operativo instalado, como alguna versión de Windows o cualquier distro Linux: tendremos que ser cuidadosos a la hora de crear las particiones que dedicaremos a Fedora 15 mediante la creación de un diseño personalizado, la opción más adecuada para no tener mayores problemas.

Por supuesto podremos elegir otras opciones como “Achicar el sistema actual” (una traducción simpática al español) o bien “Utilizar el espacio libre“, pero desde luego la opción “Crear un diseño personalizado” es la que más garantías ofrece, aunque también requiere algunos conocimientos previos de creación de particiones con sus tamaños, sistemas de ficheros y puntos de montaje.

En este punto hay que destacar el soporte del sistema de ficheros Btrfs, que es completo en Fedora y que podremos seleccionar para la partición del sistema. Cuidado: aunque es posible utilizar Btrfs, la versión de GRUB2, el gestor de arranque incluido, no soporta aún Btrfs, de modo que si queremos usar este sistema de ficheros en la partición raíz debemos tener en cuenta que es muy importante crear aparte una partición boot (reservando no mucho espacio, apenas 100 Mbytes serán más que suficientes) con un sistema de ficheros soportados por GRUB2, como ext3 o ext4.

El segundo apartado importante en nuestras pruebas fue el de la configuración de la red. En uno de los primeros pasos del asistente se nos pregunta por un nombre para nuestro equipo (por ejemplo, “fedorita”), y en la parte inferior izquierda, casi camuflado, está el botón “Configurar la Red”. Pues bien, es importante pulsarlo para configurar la red, por un detalle singular: a no ser que no lo hagamos, la red no se activará por defecto, algo muy molesto al iniciar sesión.

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Para corregir este aspecto, pulsamos en el citado botón, lo que nos llevará a una ventana de “Conexiones de red” en la cual tendremos que seleccionar la nuestra, pinchar en Editar, y luego activar la casilla “Conectar automáticamente”, como se puede ver en la imagen. Hecho esto aceptamos los cambios y continuamos con la instalación, ya mucho más tranquilos sabiendo que nuestra conexión de red va a estar disponible desde el primer momento.

Dicho esto, el proceso de instalación se completa con algunas preguntas más como la selección de paquetes (nosotros hemos elegido el tradicional “Escritorio gráfico”), un apartado en el que podemos personalizar la selección de paquetes y añadir repositorios software adicionales. La copia de archivos comenzará en cuanto determinemos esos cambios, y tras apenas unos minutos se nos mostrará una pantalla que indica que la copia de archivos ha terminado y que debemos reiniciar el sistema para completar la instalación.

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El primer inicio de Fedora 15 no nos presenta nuestra sesión de usuario: antes deberemos realizar las tareas de post-instalación, que consisten en la creación de una cuenta de usuario (en mi caso, con derechos de administrador para tener acceso al siempre útil sudo), y el envío si así lo queremos de la información de nuestro hardware para las estadísticas de Fedora, que desde hace tiempo trata de ir contabilizando qué usuarios utilizan la distribución y qué configuraciones hardware utilizan. Tras completar esos pasos se nos presentará el gestor de inicio de sesiones, gdm, con nuestro nombre de usuario preparado para que comience nuestra aventura con Fedora 15.

 


 

 

Drivers gráficos, siguen los problemas

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Lamentablemente nuestras pruebas con Fedora 15 no comenzaron demasiado bien: en mi equipo dispongo de una NVIDIA GeForce GTX 470 que no está soportada completamente por los controladores Open Source Nouveau, lo que hizo que en la primera sesión apareciera un mensaje de error indicándome que no podía contar con GNOME 3 por la ausencia de soporte 3D. El motor de composición que utiliza Clutter (base de GNOME 3) no funciona si no contamos con ese soporte, y por lo tanto la experiencia de usuario si ese soporte falla es reducida, y se limitará a una sesión GNOME 3 “en dos dimensiones”, que nos impedirá acceder a GNOME Shell, presentando en ese caso una versión de la interfaz muy similar a GNOME 2.x con menús y comportamiento parecido.

Sin embargo la gracia de Fedora 15 reside precisamente en la inclusión por defecto de GNOME 3, de forma que nos pusimos a resolver la situación. No fue del todo sencillo: normalmente una sencilla instalación de los repositorios RPMFusion serviría para luego instalar los controladores propietarios con soporte 3D, pero dichos controladores no están finos para Fedora 15 -al menos no cuando realizamos la prueba- y  tuvimos que acceder al viejo método: instalar los paquetes necesarios para compilar en el sistema, descargar el controlador binario oficial de NVIDIA, cerrar la sesión gráfica (init 3), y ejecutar el asistente de instalación del controlador binario, que automáticamente compila estos controladores.

La operación es ya conocida por los veteranos de Linux, pero desde luego poner en este brete a usuarios noveles resulta sin duda un obstáculo demasiado importante para que puedan disfrutar de la experiencia de usuario desde el principio. Puede que el problema aparezca solo en casos reducidos con gráficas algo más modernas, pero desde luego la situación no ayuda a la valoración inicial de Fedora 15.

 


 

 

GNOME 3 al poder

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Fedora 15 Lovelock es por antonomasia la distribución “más gnomera” del mercado hoy en día. Al menos, si uno se refiere a novedades en un entorno de escritorio que llevaba años intentando renovarse sin encontrar un camino definido. KDE se adelantó: el lanzamiento de KDE 4 puede que fuera prematuro, pero dejó un poco en entredicho la capacidad de mejora de GNOME 2.x, que seguía algo “anclado” en el pasado. Sin embargo surgieron mejoras visuales importantes en distintos apartados de GNOME 2 que hacían de él un entorno cada vez más cómodo para los usuarios, de modo que muchos usuarios se planteaban -y se siguen planteando- la necesidad de un nuevo paradigma.

Pues bien, queramos o no, GNOME 3 ha llegado con su nuevo paradigma. GNOME Shell es su carta de presentación, un “shell” o interfaz de escritorio que ha llegado casi al mismo tiempo que el polémico Unity y que al igual que aquel revoluciona muchas de las ideas preconcebidas en entornos clásicos. Adiós a los botones de minimizar y maximizar, adiós al botón derecho en el escritorio, adiós a la barra de tareas, y desde luego adiós a los menús clásicos.

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El resultado de la integración de GNOME 3 en Fedora 15 es, a pesar de todo ello, sorprendentemente eficaz. Si le habéis dado una oportunidad -como yo he hecho- sabréis de lo que hablo. Sí, hay cosas que mejorar. Sí, hay elementos que sobran y otros que faltan. Pero a GNOME 3 se le ve prometedor. Apunta maneras.

De hecho, en MuyLinux no queremos hacer demasiado hincapié en el análisis de GNOME 3 como desarrollo independiente: tendremos un análisis separado para eso pronto -en el que la idea será compararlo con Unity- por lo que en esta ocasión nos centraremos en el papel de GNOME 3 en Fedora 15 y como los desarrolladores de esta distribución han resuelto la papeleta.

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Y desde luego, lo han hecho sorprendentemente bien. Sobre todo porque nada más aparecer Fedora 15 comenzaron a hacerse más y más populares las extensiones y trucos para GNOME 3. Las herramientas para tunearlo ligeramente (gnome-tweak-tools), las extensiones que podemos instalar desde el apartado Añadir/Quitar software (gnome-shell-extensions) o los temas que nos permiten modificar su aspecto permiten solventar algunas de las críticas que se le hacían a este entorno de escritorio y a su interfaz, GNOME Shell.

Por ejemplo, con ese tipo de trucos vuelven los botones de minimizar y maximizar -algo que también podéis hacer con GNOME Tweak Tool- pero también podemos establecer un Dock permanente (que no se oculte) en la parte derecha de la pantalla o cambiar las tipografías y los temas GTK y de iconos. Puede que GNOME 3 llegara algo capado, pero estas ayudas -y solo son el principio- demuestran que la configurabilidad de GNOME 3, que perdía muchos enteros frente a la de GNOME 2.x, comienza a dar alegrías.

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Por lo demás, el funcionamiento del entorno es fantástico. Hay ideas brillantes en el menú de actividades, y otras no tan brillantes (¿Por qué la caja de búsqueda está tan lejos?), pero la integración del efecto Aero Snap (arrastrar las ventanas a los márgenes izquierdo, derecho y superior para colocarlas a mitad de pantalla o a pantalla completa) y el área de notificación con su cada vez mayor potencia gracias a las extensiones (en WebUpd8 han dedicado un buen esfuerzo a ir hablando de las mejores) hacen que de nuevo nos encontremos ante un desarrollo prometedor.

Creedme: si no habéis probado GNOME 3, es el momento de hacerlo. Y con la mente abierta. Tiene muy, muy buena pinta, incluso para los que renegábamos de nuevos planteamientos por estar “tan a gustito” con GNOME 2.x.

 


 

 

Novedades software

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La propuesta de los desarrolladores de Fedora se ha nutrido además de algunas novedades importantes en el terreno de las aplicaciones incluidas por defecto. La selección oficial comienza con la suite ofimática LibreOffice 3.3.2, que como sabéis sustituye a la tristemente denostada OpenOffice.org y que permitirá a todos los usuarios acceder a sus documentos ofimáticos sin problemas.

El segundo protagonista de este elenco software es Firefox 4, el navegador Open Source de Mozilla que sigue avanzando y que en su cuarta generación de desarrollos está muy bien resuelto. La integración con Fedora y con GNOME 3 es perfecta, algo de lo que no puede presumir Google Chrome y Chromium -que como de costumbre, van a la suya- de modo que si sois usuarios habituales de Firefox, esta solución no os defraudará.

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Atención a Google Chrome y Chromium si preferís cambiar de navegador: ambos desarrollos funcionan casi del todo bien con Fedora 15, pero curiosamente presentan fallos sorprendentemente gordos cuando accedemos a Twitter o Facebook, dos de los destinos más frecuentes actualmente en Internet. En ambos casos se muestra una pantalla de error de Chrome y de Chromium -y hemos probado varias versiones- que por lo visto están provocados por otro de los componentes clásicos de Fedora. ¿Adivináis cuál?

La respuesta es SELinux: la plataforma de seguridad de Fedora vuelve con fuerza en Fedora 15, pero parece que no se lleva bien con toda la oferta software de esta distribución. Afortunadamente hay formas de resolver el entuerto: con un simple ‘restorecon -R ~/.config‘ (sin las comillas simples)se cargarán las preferencias del contexto de seguridad de SELinux, y desde ese momento tanto Twitter como Facebook deberían cargarse correctamente. Si no es así, también podéis probar con la orden ‘sudo setenforce 0? para desactivar del todo SELinux. Y si aún ni por esas lo lográis pero queréis seguir usando Chrome, tenéis otra alternativa, que es la de instalar la webapp de TweetDeck desde la Chrome Web Store, aquí. Luego no digáis que no os damos soluciones ;)

Las novedades en el apartado software se extienden también a partes más “ásperas” del sistema operativo. Por ejemplo, al sistema de inicio, que cambia a systemd. Este desarrollo de Lennart Poettering (empleado de Red Hat que ya se inventó de la nada Pulse Audio) dispone de varias mejoras sobre Upstart y sobre el tradicional init de SysV, y los cambios de systemd implican modificaciones importantes en el proceso de arranque y la gestión de servicios.

Entre otras cosas, porque systemd hace uso de un sistema de dependencias -no como el sistema basado en eventos de Upstart- y un servicio de activación bajo demanda que es el encargado de controlar cómo se inicializan los servicios. Con ello se facilitan cosas como el inicio en paralelo de varios servicios durante el inicio de la sesión, lo que permite entre otras cosas que se ahorre algo de tiempo durante el arranque.

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La virtualización es sin duda otro de los puntos interesantes de Fedora, y esto es algo que tiene un significado especial para su empresa espónsor, Red Hat, que se beneficia -y mucho- del feedback que reciben de esta distribución. SPICE -una tecnología para garantizar el acceso “transparente” a la red para entornos virtualizados que debutó con F14- está ahora totalmente soportado en la interfaz virt-manager de Fedora 15, pero además se incluye BoxGrinder, una suite de herramientas que permiten generar las famosas ‘virtual appliances’ (algo así como máquinas virtuales a medida) en varios formatos a partir de ficheros de definición con una sintaxis sencilla y muy bien parametrizada.

Lo cierto es que la virtualización en Fedora es fantástica: hemos probado a crear una máquina virtual con virt-manager instalando previamente los paquetes necesarios, y el resultado ha sido sobresaliente. De hecho las capturas del proceso de instalación de Fedora 15 provienen precisamente de esa máquina virtual (F15 dentro de F15, mola) y el rendimiento de la máquina virtual es fantástico salvo por un problema previsible: no hay soporte 3D, y por tanto, no hay GNOME 3 / GNOME Shell en la máquina virtual. Lástima.

Hay algunas mejoras relevantes más para desarrolladores y administradores de sistemas, tales como la inclusión de RPM 4.9 -con mejoras de rendimiento y cambios importantes para los encargados de generar paquetes-, el famoso firewall dinámico del que ya hablamos o la migración a GCC 4.6 y GDB 7.3, dos componentes absolutamente cruciales para la programación de los distintos componentes de la distribución. Mención especial merece quizás la curiosa “Robotics Suite“, una colección de software que permite ayudar a los académicos y científicos de la rama de la robótica a tener de serie utilidades que les ayuden a desarrollar sus estudios.

 


 

 

Más allá de GNOME 3: hay que mimar a los demás

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Sabedores de los hábitos y filosofía conservadora de muchos de los linuxeros actuales, en Fedora 15 no han querido jugársela a una sola carta y dejar a los usuarios con la única opción de usar GNOME 3 y GNOME Shell por narices. De hecho, los que no dispongáis de soporte 3D en los controladores para vuestros chips gráficos entraréis directamente en el llamado Fallback Mode, un modo de compatibilidad que toma algunos elementos de GNOME 3 y otros de GNOME 2 para proporcionar un entorno usable que se asemeja bastante a la experiencia GNOME 2.x y al que de hecho todos podemos acceder.

Si no soportamos GNOME 3, siempre podemos ir a Preferencias del sistema -> Información del sistema -> Gráficos y activar el interruptor llamado “Forzar modo alternativo” para que el sistema entre en ese modo de compatibilidad, pero atención, porque no tenemos que “conformarnos” con una vida basada en GNOME.

Así es. En Fedora 15 se han esforzado para incluir un buen puñado de alternativas a GNOME. La primera y más destacable es KDE SC 4.6.3, el conocido entorno de escritorio que es admirado y utilizado por muchos de los lectores de MuyLinux y que como dijimos recienetemente también está disponible en Fedora 15. Puede que la elección del fondo de pantalla no haya sido muy acertada, pero por lo demás contamos con una implementación perfecta -aunque quizás no demasiado cuidada de serie- de KDE 4.6.3 en la distro esponsorizada por Red Hat.

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La segunda alternatva puede que os suene a los usuarios de Fedora. Se trata de Sugar 0.92, una nueva versión de un gestor de ventanas que fue desarrollado como parte del proyecto One Laptop Per Child y que está orientado a su uso por parte de niños y jóvenes que quieren ir adentrándose en el mundo de la informática. En esta versión hay alguna novedad reseñable, como el soporte para redes 3G.

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Por último tenemos a Xfce 4.8, que sigue proporcionando una alternativa interesante para equipos con menos recursos o para aquellos que prefieren un entorno más sencillo en todos sus apartados.

Lamentablemente, que esos entornos de escritorio estén incluidos no significa que se hayan cuidado los detalles. La puesta en marcha de KDE y de Xfce es realmente pobre, y de hecho cualquier usuario de estos escritorios tendrá que hacer un esfuerzo importante para dejar a su gusto unos escritorios en los que Fedora 15 quizás debería haber puesto algo más de atención. No ya solo por el fondo de escritorio (en Xfce coincide con KDE, no sabemos quién habrá elegido ese wallpaper tan penoso), sino por la disposición de los iconos, tipografías, menús, barras de progreso y cualquier otro elemento de la interfaz. Y es que no solo basta con incluir estos escritorios: si los desarrolladores los incluyen en la distribución, al menos que alguien se encargue de dejarlos medianamente presentables, o de lo contrario los amantes de KDE, Xfce o cualquier otra plataforma no querrán ver Fedora ni en pintura.

 


 

 

Fedora 15 en acción, conclusiones

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Como podéis ver, Fedora 15 ‘Lovelock’ tiene muchos secretos por descubrir. De hecho, nosotros hemos prestado atención solo a los más relevantes, porque hay un montón de detalles adicionales que podréis contrastar con las notas de a versión de Fedora en un documento sencillamente genial en el que se explican a fondo cada uno de los componentes esenciales de la distribución. De hecho, esas notas de la versión permiten descubrir algunas herramientas totalmente desconocidas como Ledger o Recoll y ahondar en muchas de las peculiaridades de Fedora 15.

Pero lo realmente importante para muchos será cómo se comporta Fedora 15 Lovelock en el día a día. Y debemos decir que esta distribución vuelve a demostrar porqué está entre las favoritas del gran público. Aun siendo usuario confeso de Ubuntu y fan total de la suite APT hay que reconocer que yum funciona de forma excepcional. Sigue habiendo un proceso de verificación previo al que no me acostumbro -siempre se chequean los repos y los extras instalados para yum, quizás se debería omitir ese pre-proceso salvo en casos excepcionales- pero yum es rápido (vale, no tanto como un apt-get), eficiente, y resuelve dependencias sin aparentes problemas.

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Lamentablemente los usuarios noveles no cuentan con un sistema tan explícito como el Centro de Software de Ubuntu para instalar nuevo software. La herramienta disponible, llamada (con gran ingenio) “Añadir y Quitar Software”ya estaba presente en anteriores ediciones, y aunque es interesante para usuarios tradicionales de Fedora, no ayuda a descubrir nuevo software ni es atractivo para usuarios novatos con la distribución, que tendrán que buscar su aplicación en un gestor tipo Synaptic que, eso sí, luego funciona sin problemas.

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El “panel de control” de la distribución también tiene mucho camino por recorrer, aunque ese es un problema del estado actual de GNOME 3. Mientras que anteriormente las preferencias del sistema se controlaban de otra forma, en Fedora 15 y GNOME 3/GNOME Shell se vuelve a notar (curioso, no solo Ubuntu y Unity heredan de Apple) las influencias de Mac OS X y de sus preferencias del sistema. Un panel único con iconos para cada tarea que ofrecen pocas opciones (simplicidad, quizás demasiada) y un aspecto algo simplón.

Esas pequeñas asperezas no son especialmente importantes, pero dejan claro que Fedora 15 puede ser considerado como un paso importante para una distribución que ha hecho un cambio radical en la forma de trabajo. La distribución comunitaria de Red Hat vuelve a demostrar su ambición por conquistar nuevos terrenos, y hay que agradecer que arriesguen en ese apartado. Ahora que han arriesgado, queda otra tarea importante: aprender de los errores y ofrecer una experiencia mucho más pulida en todos los aspectos.

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