goodbye

Las discusiones entre el equipo de diseño y lo que podríamos llamar núcleo duro de desarrolladores de un proyecto, vienen sucediendo desde tiempos inmemoriales, puede que incluso desde la época de Ada Lovelace. En ocasiones esas diferencias provocan que alguien de un paso atrás. Es lo que ha sucedido con Martin Flöser, durante muchos años desarrollador y principal mantenedor de KWin, el gestor de ventanas del escritorio KDE Plasma.

En las listas de KDE, Martin nos comenta su decisión y su falta de motivación para continuar al frente de KWin. Son dos los motivos principales:

  • La manera en que actúa el VDG (Visual Design Group) de KDE, con tendencia –según él– a hacer continuos cambios que posteriormente revierte, tomar soluciones fáciles o imponer su visión al resto del equipo más allá de su área, sin consultar a los expertos en cada dominio. Y pone algunos ejemplos (pantalla de bloqueo, decoración de ventanas) en los que la solución técnica inicial era mala y costó convencer al grupo de diseño visual, para que hicieran algo mejor. En algunos casos, incluso esas mejoras se lograban a expensas de deshacer características de seguridad.
  • El otro aspecto que menciona Martin, es más filosófico y de alguna manera –en mi opinión– lo acerca a los postulados de GNOME. Flöser se queja de que todo se está haciendo por el bien de la usabilidad y de que falta una visión de conjunto, de hacia donde tiene que caminar el proyecto KDE a largo plazo. A petición de los usuarios y con el objetivo de satisfacer a todos, se añaden continuos pequeños cambios o resoluciones de insignificantes bugs, que puede crear un monstruo al estilo de KDE 3, imposible de mantener y complicado de configurar.

Visto desde fuera y como simple usuario el trabajo del equipo de diseño parece excelente (ciertamente Plasma 5 me gusta mucho más que KDE4), pero si las cosas son como dice Martin Flöser supongo que debería mejorarse la comunicación con el resto de desarrolladores de KDE. Desde que una idea sale de un simple mockup hasta que se implementa, para que el grado de frustración ante cualquier propuesta rechazada o aceptada sea menor y en todo caso eso se de en las fases más tempranas de desarrollo.

En cuanto al asunto de la usabilidad y escuchar a la comunidad, el equilibrio es difícil de alcanzar. Entre un “quita usuario que tu no sabes” y una especie de populismo del escritorio, en el que todo vale, existe un punto intermedio.

Es cierto que un exceso de código y opciones, hace difícil el mantenimiento de un proyecto y propicia la aparición de nuevos bugs; pero por otra parte esto es KDE y un usuario probablemente se sentiría defraudado si no tuviera todas las opciones posibles de configuración, aunque le lleve media hora encontrarlas. Para opciones espartanas ya tenemos a XFCE y para gustos minimalistas a GNOME.

Sería divertido que después de tantos años criticando a GNOME porque no escucha a sus “clientes”, ahora la moda fuera criticar a KDE porque les hace demasiado caso. En cualquier caso, la facilidad de uso y el pulir cada aspecto del escritorio, no parece una mal objetivo para un proyecto.

Volviendo al tema, por suerte todavía queda mucha gente capaz en KDE (el propio Martin seguirá contribuyendo, aunque más alejado de los focos y sin tomar las grandes decisiones), con nuevos desarrolladores que ya están trabajando en el gestor de ventanas y otras áreas. Así que no deberíamos preocuparnos demasiado en que el trabajo en KWin se mantenga a buen ritmo.

 

Fuente: lamiradadelreplicante

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