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Hace mucho tiempo, en un letargo muy lejano donde mi mente era una amalgama de contradicciones y las ganas de cambios eran como impetuosas olas en un mar de nuevas tecnologías, quise probar MacOSX. Hasta aquí lo que parecía el comienzo de una bonita relación.

Quiero contar mi experiencia de maquero desde un punto de vista muy personal.

No se puede negar que el sistema operativo de la manzana mordida tiene una atracción, un halo de glamour que levanta pasiones en unos y el desprecio de otros.

Sobra decir que, como Windows, MacOSX (en adelante OSX) tiene como lugar de origen los EEUU, un país que no goza ni mucho menos, de mis simpatías porque no me van los hipócritas. Y si tengo que juzgar ambos sistemas operativos, que los juzgo, puedo decir sin que me llamen bocachancla, que se los metan por donde amargan los pepinos.

A Windows ya le he dado numerosas veces un duro repaso, y los que le queda, y la manzana mordida no se va a escapar tampoco. Advierto: Esta es una opinión de propias vivencias, no hablo de experiencias ni opiniones de terceras personas sino del año con el que lidié con el producto de Cupertino.

Me compré un iMac porque un amigo, linuxero también, me hablaba maravillas de la interfaz de usuario. Eso, junto con la atracción peligrosa de los inventos de Steve Jobs y la verdad es que cuando vi el escritorio quedé fascinado, estaba hasta nervioso ante imponente presencia. El fondo era de una leona, (sí, era Lion) y un maravillo dock. Finder me resultó familiar porque el aspecto era bastante familiar a Dolphin de KDE, pero con muchas distracciones en el lateral.

Efectivamente, el tema de seguridad cumplía los estándares de las distribuciones tipo UNIX y para numerosas cuestiones era necesaria la contraseña de root. Además tenía un terminal que sorprendentemente compartía comandos con GNU/Linux y BSD aunque claro, no todos ni mucho menos.

Empecé a descargar software que siempre uso (Thunderbird, Firefox, Transmission) y me di cuenta de un detalle; los programas eran al menos un 40% más grandes que los de GNU/Linux. Es decir, si en GNU/Linux Thunderbird pesa 68 megabytes,en OSX puede pasar de los 100 mb. Primer tropiezo, ocupación del disco duro mucho mayor.

Me puse a ver una película y por defecto tiene que abrirla con Quicktime Player pero no trae códecs porque son restrictivos e ilegales de usar o bien descargarte una navaja suiza u otra aplicación. Esto no me extrañó porque en GNU/Linux muchas distros no incluyen códecs propietarios, pero tampoco piden dinero. Busqué y encontré MplayerX porque vi que era opensource y me tiré de cabeza. Oigan, no me reprochen que buscara VLC porque no caí en ese momento. Y aprendí una dura lección, que lo gratis y free en OSX tiene sus riesgos también. MplayerX trae un instalador gráfico que hay que leer cada paso porque si no lo haces te encontrarás que te han cambiado el buscador web, la página de inicio y te meten Mackeeper, un soft de Mac que limpia tu escritorio y además es un espía. Segundo tropezón.

No había necesitado nada de la Appstore pero estuve curioseando. Menudo negocio, aplicaciones gratuitas que en Store vale dinero. Por ejemplo Whatsapp Desktop y Telegram. No critico -faltaría más- que hayan programas de pago, trabajar es gratis si tú quieres, pero me llamó la atención que dos aplicaciones que son gratuitas por doquier, en Mac tuvieras que pagarlas. Más tarde apareció Telegram gratuito. Tropezón number 3.

El iMac venía con 4 GB de RAM. No había caído en ello, pero eso explicaba que todo empezara a ir tan lento. Aprendí que por consola tiras un sudo purge y se limpia la memoria. Pues estaba todo el día purgando y sudando. Compré a los dos meses una ampliación de otros 4 GB, 75 € y a los 4 meses, otro slot de 4 GB. Total, 12 GB de RAM a precio de ganga (iba a poner un smilie triste pero me dan ganas de llorar cuando lo recuerdo). Lo peor de todo es que Thunderbid + Firefox se comían a veces más de 4 GB de RAM. Si ponías una peli se te iba a más de 6 GB. MacOSX es lentísimo comparado a GNU/Linux. Cuarto tropiezo.

A veces, simplemente cuando iba a descomprimir un archivo se quedaba la ruedita multicolor típica del puntero dando vueltas y se me bloqueada el ordenador.  También al abrir una imagen de disco jamás lo hacía. Tocaba reiniciar a lo bestia porque el teclado no respondía. Esto ocurre en todos los sistemas operativos, es decir, y OSX no es una excepción.

Desilusionado, arrepentido quedé de comprar una máquina de estas. Vale mucho más que un PC y no tiene nada del otro mundo. Sólo glamour. Y el sistema operativo es para gente muy rica o que tenga unos sueldos muy elevados, pero lo que es sistema, muy lento, consume muchísimos recursos, ocupa mucho espacio y la caga de vez en cuando.

Mi consejo es, quédate con GNU/Linux porque no hay nada mejor. Por muy bonito que nos parezcan los otros.

 

Fuente: maslinux

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