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Todo usuario aficionado a la informática se ha interesado en algún momento de su vida por Linux, y en algunos casos incluso se ha quedado con él como sistema operativo habitual. Otros se han dado cuenta de que era imposible trabajar sin Windows. Sin embargo, en Munich apostaron por instalar Linux en la administración. No obstante, ahora ha vuelto a surgir el debate sobre si fue una buena decisión o no, y vuelve a salir a la palestra el tema de si Linux de verdad puede sustituir a Windows.

Y no es que se trate de un debate que tendrá fin algún día, sino que durante los próximos años todavía seguiremos conociendo a los defensores de cada uno de los dos sistemas operativos, cada uno con sus pros y sus contras. Sin embargo, sí que es cierto que Windows se ha caracterizado por ser el estándar a lo largo de la historia de la tecnología en lo que a la informática cercana al usuario se refiere.

Quizás el caso Munich es el que nos permita entender a la perfección la situación. ¿Es Linux un sistema operativo capaz de llegar a ser como Windows? Por supuesto que sí. ¿Lo es hoy en día? No. ¿Lo será algún día? Sea cual sea esa respuesta, lo que está claro es que sí debería serlo algún día, porque en caso contrario una serie de compañías, responsables del software propietario más utilizado del mundo, tendrían una situación oligopólica.

Es la conclusión a la que llegaron en la ciudad alemana hace una década, cuando se decidió que los equipos de la ciudad pasarían a contar con LiMux, una versión de Linux optimizada para los equipos de Munich, que sustituiría a Windows, el sistema operativo que hasta el momento utilizaban. Los motivos eran claros: ahorrar en la compra de licencias, que ya no serían necesarias, y liberarse de la dependencia a un determinado sistema y compañía. Tal fue la importancia de dicho cambio, que el propio CEO de Microsoft, Steve Ballmer, se desplazó a la ciudad germana poco antes de que se cerrara la decisión para convencer al alcalde de Munich de que tomaban la decisión incorrecta, aunque finalmente su trabajo fue en vano.

Sin embargo, parece que actualmente la ciudad se está planteando volver a Windows. Y cuando hablamos de un planteamiento, hablamos de algo que en los últimos días se consideraba como algo cerrado. No obstante, según el gobierno administrativo de la ciudad, todavía no está decidido, e incluso podría finalmente recurrir a los servicios de una agencia de análisis externa para que estos asesoren sobre lo mejor, si optar por Windows o continuar con Linux.

El problema es que se han mezclado en todo ello conflictos políticos. El nuevo gobierno afirma que la decisión de hace una década fue un fracaso, mientras que los anteriores critican a los actuales de jugar en beneficio de una compañía amiga, en este caso Microsoft. Y esto es lo que hace que se resulte realmente difícil determinar si las decisiones finales se tomarán en base a la utilidad real de los sistemas operativos, o simplemente por culpa de connotaciones políticas. Aunque se afirma que los empleados pierden productividad y tienen problemas para transferir archivos con Linux, no queda claro hasta qué punto es esto cierto, o simplemente es un motivo imaginado para apoyar un planteamiento que poco tiene que ver con la utilidad de los dos sistemas operativos.

En cualquier caso, nos permite reabrir el eterno debate entre Windows y Linux.

 

Fuente: pcactual

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