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Aunque las licencias de software son algo aburrido que la mayoría de los usuarios no leen cuando instalan algo, son algo vital para el desarrollo del mismo y la esencia sobre la que se construye el movimiento del software libre.

Durante años el tema de las licencias ha generado tensiones entre la Free Software Fundation y Canonical. Ahora la compañía de Mark Shuttleworth ha decidido actualizar su política de propiedad intelectual para cumplir con los términos de la GPL General Public License) y recibir la bendición del amigo Stallman.

El aspecto más importante del cambio lo recoge una cláusula, que establece que la política de propiedad intelectual de Ubuntu no anula las licencias originales de software que prevalecen en todo caso y no pueden ser modificadas o reducidas en sus derechos. Es decir que en caso de conflicto de licencias la GPL se impone.

A efectos prácticos limita las restricciones que ponía Canonical para utilizar los paquetes binarios creados en Ubuntu por parte de otras distros y derivadas (exigía que ellos mismos compilaran los binarios a partir del código fuente si aparecía el nombre de Ubuntu en el paquete), haciendo difícil la redistribución de su trabajo y obligando a la firma de cláusulas que protegían su marca para poder utilizarlos.

Una política que incluso creo que era perjudicial para Ubuntu, ya que este tipo de cláusulas desaniman a los desarrolladores a contribuir de forma altruista, y hace que los proyectos propios en ocasiones sean descartados, como paso con Upstart cuando se propuso como sistema de inicio en Debian.

Es un paso muy importante pero todavía incompleto a juicio de la FSF y la Software Freedom Conservancy, que han sido las dos entidades que han negociado con Canonical durante los dos últimos años esta modificación.

Si bien se considera que protege adecuadamente los terminos de la GPL, deja un poco en el aire la compatibilidad con otras licencias no copyleft como la de X11 que son más laxas.

En ese sentido las críticas han llegado por parte de otros miembros destacados de la comunidad, como el ex líder de Kubuntu Jonathan Rydell que critica esa restricción del código no GPL o de Mathew Garret que ha catalogado la política de propiedad intelectual de Ubuntu directamente de basura, al todavía pretender Canonical en determinados casos, arrogarse la propiedad intelectual de los binarios construidos a partir de código fuente.

 

Imagen: Anders Brenna (CC BY 3.0 no)

Fuente: lamiradadelreplicante

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