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Algo pasa en el ecosistema Ubuntu que, cuando parece que todo está en calma, surge de la nada un mal rollo o varios… y toca bregar con ello. En esta ocasión tenemos dos historias por el precio de una, aunque bien ligadas por los acontecimientos.

Todo comenzó hace unas semanas, con la participación de Mark Shuttleworth en el Ubuntu Online Summit y esa velada petición a favor de la convergencia técnica, pero también humana. El fundador de Canonical abogaba por “remar en la misma dirección” y animaba a los desarrolladores de KDE y GNOME a tener en cuenta al próximo Ubuntu -el Ubuntu multidispositivo- adaptando sus aplicaciones y aprovechando la oportunidad única de estar por primera vez en cabeza en materia de evolución.

Una petición muy razonable de una persona que no predica con el ejemplo, debieron pensar algunos, y es que poco tardaron en aparecer voces discrepantes recordando que Canonical / Ubuntu solo quiere hacer piña cuando le interesa, y cuando no es así tomar su propio camino de espaldas al resto. Léase Unity o Mir. O mejor, léase este artículo de NetworkWorld donde se explica la película con fuentes a las principales discusiones.

En defensa de Canonical se podría decir que sus compañeros de viaje no se lo han puesto siempre fácil, y mientras que Red Hat se puede permitir “encauzar” proyectos críticos para GNU/Linux a base de inversión, Canonical, con toda la popularidad de Ubuntu, no tiene esa carta; tiene otras, y a veces no las juega del todo bien.

Hoy es noticia Jonathan Riddell, líder de Kubuntu, por… ¿alguna novedad relacionada con la distribución? No. Es noticia porque el Ubuntu Community Council, órgano encargado de la comunidad Ubuntu, ha pedido su dimisión. Las razones se las imaginará cualquier que haya seguido de cerca este mundillo en los últimos años: crítica abierta, oposición directa… y según el Ubuntu Community Council, faltas de respeto y violaciones del código de conducta. La decisión, además, ha sido respaldada por Mark Shuttleworth.

El último “exceso” de Riddell, parece ser, fue un par de semanas atrás, cuando pidió explicaciones acerca de las donaciones que recibe Ubuntu y que, de nuevo parece ser, nunca llegan a los sabores. Y la respuesta no es muy satisfactoria. Cabe señalar que Riddell dejó de ser un empleado de Canonical hace años; ahora trabaja en Kubuntu para Blue Systems, la compañía que desarrolla Netrunner.

Pero Riddell dice que nanay. Y la comunidad Kubuntu está con él, al punto de revelar lo que se supone son conversaciones privadas en las que se habla del susodicho y los motivos que afirma tener el consejo para pedirle la dimisión. Más historia y fuentes, en OMG! Ubuntu!.

Y colorín colorado… No, todavía no. Ahora falta que Mark Shuttleworth salga a pedir disculpas y en unos meses vuelta a empezar. Que no se diga que el mundillo del software libre es aburrido (solo con los enlaces que lleva este artículo se pasa uno la tarde).

 

Fuente: muylinux

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